viernes, 3 de diciembre de 2010

"El lémur", de Benjamin Black

Después del buen sabor de boca de "El secreto de Christine" y de "El otro nombre de Laura" vuelve Benjamin Black (ya sabéis, alter ego del escritor irlandés John Banville) con otro título en negro. Pero esta vez la novela no transcurre en Irlanda sino en Nueva York y han cambiado todos los personajes. Ya no está el forense ni el resto de la familia. Y para mi gusto, se nota. "El lémur", estando tan bien escrita como era de esperar en un autor de la talla de Banville, es una obra muy liviana que no aporta demasiado. Se lee en un rato y se puede olvidar también rápidamente. De hecho casi no me acuerdo del argumento. Algo así como periodista que para escribir la biografía de su suegro, ex-agente de la CIA, contrata a un investigador que aparece muerto a los pocos días. Mejor dejo un párrafo, el inicio. Lástima que tan buen comienzo no dé mucho de sí.

"El investigador que había contratado resultó ser un hombre joven, muy alto y muy flaco, con una cabeza demasiado pequeña para el físico que gastaba, y una nuez de Adán del tamaño de una pelota de golf. Llevaba unas gafas con montura al aire cuyas lentes eran poco menos que invisibles, dando el brillo del vidrio un lustre adicional a sus ojos grandes, redondos, ligeramente saltones, negros. De la barbilla le brotaba un espolón de barba rubia, y tenía la frente despejada y abovedada, llena aún de rastros de acné. Tenía las manos esbeltas y pálidas, nacaradas, los dedos largos y finos: manos de chica, o al menos las manos que una chica debiera tener. Pese a estar sentado, el tiro de los pantalones vaqueros, muy abolsados, le caía casi hasta las rodillas. En la camiseta, no demasiado limpia, ostentaba una leyenda: «La vida es un asco y al final te mueres». Parecía que tuviera diecisiete años, aunque debía de tener, calculó John Glass, más bien veintimuchos. Con el cuello largo, la cabeza pequeña, los ojos grandes y relucientes, le notó un acusado parecido con uno de los roedores más exóticos, aunque por el momento Glass no acertó a precisar cuál podía ser."



2 comentarios:

Susana Peiró dijo...

El título me agrada, por cierto. Pero de acuerdo con tus notas, me parece màs prudente comenzar por "El secreto de Christine" y "El otro nombre de Laura" que no he leìdo!

Muchas Gracias mi Amigo y tambièn otro Gracias Enorme por tu bello y "tanguero" saludo en mi blog!

Un abrazote!

@JuanoAce dijo...

Yo leí "El lemur" y la verdad es que, es cierto, se puede leer en un ratito, pero el final es predecible y en eso falla el libro que iba bien encaminado