domingo, 10 de mayo de 2009

"Imágenes de Praga", de John Banville


“Este libro no es una guía, ni pretendió serlo. En cuanto a qué sea, eso es más difícil de decir. Un puñado de recuerdos, variaciones sobre un tema. Un intento de evocar un lugar por medio del esfuerzo combinado de la memoria y la imaginación. Una triste canción de amor a una amada que nunca podrá corresponder.....Las ciudades ejercen una fascinación fuerte y extraña, pero ninguna más extraña ni más fuerte que el influjo de Praga en el corazón del viajero que siente añoranza, pero añoranza no de su lugar de origen sino de la ciudad a orillas del Moldava que ha dejado atrás. Al regresar siente que nunca se ha alejado, pero aun así también se siente culpable de desmemoria, abandono, infidelidad. Tal vez sea eso, entonces, lo que este libro es, una prenda de paz, un obsequio apaciguador que se ofrece indeciso, o nada más que una carta de disculpa de un amante desleal.”

No sé si añadir algo a esta presentación del propio Banville. Ya he dejado constancia en estas memorias de mi pasión por Praga, así que encontrar un pequeño libro escrito por el alter ego de Benjamin Black, hablando apasionadamente de la ciudad del Moldava, es una pura delicia. El libro es una recreación literaria de varios viajes del autor a la ciudad, en distintos momentos del tiempo, que le sirve como excusa para aproximarse al espíritu de la ciudad.

Espléndidamente escrito, tal vez el único pero que se le pueda poner es el recurso permanente al que para mí es sin duda el mejor libro que se ha escrito sobre la ciudad, "Praga Mágica", del erudito italiano, Angel María Ripellino. Sin embargo el propio Banville reconoce su deuda con el autor italiano, y en ese sentido, las imágenes del irlandés son un homenaje y una buena introducción al universo casi enciclopédico de Ripellino.





Pero sería injusto limitar el libro a esa referencia. Las propias experiencias de Banville dan una perspectiva distinta, mezcla de pasión y sorpresa, de calidez y frialdad, tan típicas de la vida praguense. Las referencias culturales son magistrales. Por ejemplo , su recreación de la leyenda del Golem, personaje al que siempre he tenido un especial cariño, me parece espléndida.




Y puedo decir que me he sentido identificado mil veces en sus páginas. En particular, cuando describe esos momentos especiales, en que de repente, en medio del parque de atracciones en que se ha convertido la ciudad, aparece el antiguo misterio. Yo también me he encontrado de repente desorientado en medio del barrio judío, pensando que había dado un largo paseo, y de pronto, encontrando que había vuelto al punto de partida. Y una vez, de madrugada crucé el puente de Carlos sin un alma, entre la niebla. Praga te da esos momentos, y en sus calles, en cualquier rincón, reaparece la magia.




Como dice Banville, no hay una sóla, sino una infinidad de Pragas.

Y más que hablar yo, os dejo con su voz.


“Se ha escrito mucho acerca de la belleza de Praga, pero no estoy seguro de que belleza sea el término adecuado que deba aplicarse a esta ciudad misteriosa, diversa, fantástica y absurda a orillas del Moldava, una de las tres capitales de la magia de Europa: las otras dos son Turín y Lyon.”



“¿Pero cómo se puede conocer una entidad tan amorfamente esquiva como Praga, o cualquier otra capital, dicho sea de paso? ¿Qué es Praga? ¿Es su esencia inherente a la bonita plaza de la Ciudad Vieja, con sus cafés y su famoso reloj, o, todo lo contrario, a los latentes suburbios de hormigón donde la mayoría de los praguenses viven sus vidas decididamente nada bohemias?. El tiempo deposita sus capas como estratos de roca, la porosa piedra caliza del presente sobre el granito de los comunistas sobre las cenizas y los diamantes de los Habsburgo sobre el basalto de los Premyslidas....(....) Hay tantas Pragas como ojos que la miran; más, una infinidad de Pragas.”




“Los sombríos esplendores de la Catedral de San Vito no son más que un destello en el borde de mi memoria en comparación con la increíble claridad con que recuerdo una tarde al salir del edificio abarrotado, con sus bandadas de turistas siguiendo las sobrillas levantadas y los periódicos enrollados de sus guías, y bajar por una calle Jirská inesperadamente desierta y oír resonar mis pasos en el empedrado con una intención que parecía firme pero inexplicable.”




“Yossel el Golem es tan antiguo como el gueto de Praga.”


"Yossel el Golem, esa versión kosher del monstruo de Frankestein, tenía un lado benévolo y un lado maligno.”


"Pienso en mí mismo de pie en una esquina de Josefov una tarde desierta de verano, sin un alma a la vista en ninguna de las cuatro direcciones en las que pude mirar, y qué feliz me sentí de pronto, por ninguna razón terrenal, salvo que estaba vivo, y en Praga, y durante un ratito libre de mí mismo, y que el instante era precioso precisamente porque no volvería."






Las fotografías que acompañan este artículo son de un libro de fotografías de Praga, realizadas por Karla Plicky, editado en 1940, y que compré en una librería de viejo, en el patio de Tyn, uno de esos rincones secretos de la ciudad que hay que descubrir.



Links: Os dejo con otro enlace sobre el libro, que da más detalles sobre su contenido:


Y otro enlace al catálogo de la exposición sobre el fotográfo de Praga, Joseph Sudek, que tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.




4 comentarios:

Susana Peiró dijo...

Qué placer leer esta reseña! Y no tan sólo por el libro de Banville, también y sobre todo por tu propia pasión por Praga.

Me la debo, es una asignatura pendiente y a merced del Euro, que inevitablemente se nos escapa a quiénes vivimos en este lado del mundo.

Eso sí, Praga tiene y tendrá muchos ojos -y ojalá también los míos- pero siempre tendrá esa perspectiva tuya, la que le has impreso a cada post sobre esta mágica Ciudad.

Un abrazo Querido Amigo y mi Agradecimiento!

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Dios...! Que cosa mas bonita de ciudad. Praga...me encantaria verla, muchos amigos mios han estado alli y cuentan maravillas de ella.

Las fotos, indudablemente, no mienten: aquello debe de ser un mindo mágico de sueño.

No me despido de visitarla alguna vez.

Un abrazo...!

Isabel Barceló Chico dijo...

Una reseña apasionada, querido amigo. Yo no conozco Praga, pero mi hijo estuvo el pasado verano y volvió fascinado por esa ciudad. Le voy a recomendar este libro, si es que no lo conoce. Un abrazo muy fuerte.

Gonzalo Muro dijo...

Otro libro estupendo con fotos de Praga. Parece una ciudad especialmente fotogénica o quizá sea que, a los que nos encanta esa ciudad, sólo nos fijamos en los libros sobre ella.

En cualquier caso, un gustazo leer los textos y ver las fotos.

Un acierto, como siemre.