miércoles, 28 de marzo de 2012

"Viajes y otros viajes", de Antonio Tabucchi




Sostiene Tabucchi que nunca ha hecho viajes para escribir sobre ellos, porque "sería como si uno quisiera enamorarse para poder escribir un libro sobre el amor."

Sostiene Tabucchi que de niño tenía un tío que le llevaba a Florencia desde su campiña toscana para descubrir a Giotto; que en Pisa hay callejas pequeñas que merecen ser descubiertas; que Mougins es uno de los pueblos mas hermosos de la Provenza; que en Hernani hay (había) un museo que es uno de los regalos mas hermosos que un artista, Chillida, puede legar a su pueblo; que de la India nunca se sabe lo bastante; o que en su amada Lisboa, nadie visita la Rua da Saudade.

Sostiene muchas más cosas en este maravilloso libro de viajes, que puede leerse como un libro de horas. Recojo la nota del editor:

"Unos textos reunidos en este libro que sobre el mapa del mundo despliega el mundo contiguo de las vastas lecturas que han anticipado, provocado y acompañado siempre esos viajes. De esta forma, vemos a Tabucchi sentado en el zócalo de la estatua del abate Faria en Goa, en la India; delante del templo de Poseidón, en el Cabo Sunión, en Grecia; en el «cementerio marino» de Sète, en Languedoc. Y allí, con él, compartimos las reminiscencias de El conde de Montecristo, los versos de Sophia de Mello Breyner, el «mar que se repite» de Paul Valéry. Lo vemos de noche atisbando las grandes estatuas barrocas de Aleijadinho en Congonhas do Campo, en Brasil, o dejándose inspirar por Cortázar en las salas de Paleontología del Jardin des Plantes, en París. Y además se vuelve presencia afectuosa cuando nos acompaña por «su» Lisboa. No obstante, el mapa ideal de este libro se abre también a lugares que visitamos «por persona interpuesta»: las ciudades fantásticas de los escritores, las geografías imaginarias, las historias literarias."


Pero al final, sostiene Tabucchi que en su libro, "tal vez falten los viajes mas extraordinarios. Son los que no he hecho, los que nunca podré hacer. Que permanecen sin escribir, o encerrados en su propio alfabeto secreto bajo los párpados, por las noches. Después nos quedamos dormidos, y levamos anclas."

Antonio Tabucchi ha levado anclas definitivamente hace unos días. Como siempre, leerlo (releerlo) es el mejor homenaje posible.


jueves, 22 de marzo de 2012

"Purga", de Sofi Oksanen


Un libro extraordinario. Durísimo. Una novela sobre dos mujeres. Ambientado en la Letonia post-comunista. Narra el encuentro de dos mujeres. Una, mayor, superviviente del nazismo y del comunismo, oculta un terrible secreto. Otra, joven, huye de su presente, de las mafias y la prostitución. Realmente impresionante. Entre muchas otras cosas, una demostración de cómo la violencia contra las mujeres persiste en el tiempo, adoptando muchas y variadas formas.

Hay muchas reseñas en la red. Prefiero copiar dos párrafos:

"Sin embargo, el pánico de la chica era tan palpable que Aliide de repente lo sintió en carne propia. Dios mío, su cuerpo recordaba aquella sensación, la recordaba tan bien que se sentía vulnerable en cuanto la descubría en los ojos de alguien. ¿Y si la joven tenía razón? ¿Y si de verdad existían razones para temer lo que temía, que su marido estuviese allí? La capacidad de Aliide de aterrorizarse era algo del pasado. La había dejado atrás, y los que tiraban piedras la traían sin cuidado. Pero ahora, con aquella desconocida en su cocina esparciendo su miedo desnudo por el mantel de hule, ya no era capaz de expulsarlo como debía, y dejó que se deslizase entre el empapelado y la cola vieja, en los huecos que habían quedado tras retirar las fotografías para esconderlas y más tarde destruirlas. El miedo se había instalado en su propia casa, como si siempre hubiera estado allí. Como si simplemente hubiera estado de visita en algún lugar y hubiese vuelto por la noche."
 

"Le iba a estallar la cabeza. Las cortinas flameaban con desesperación, los ganchos tintineaban, la tela se sacudía. El crepitar del fuego había cesado, el tictac del reloj había sido silenciado por el viento. Todo se repetía. Aunque el rublo se había convertido en corona, aunque los vuelos militares que la sobrevolaban habían ido a menos y las mujeres de los oficiales ya no hablaban tan alto, aunque desde los altavoces del Pitkä Hermann sonaba sin cesar el himno de la independencia, siempre había una nueva bota de cuero curtido al cromo, siempre llegaba una bota nueva, igual o diferente, pero que siempre pisaba la garganta del mismo modo. Las trincheras se habían cubierto de tierra y vegetación, los casquillos en los bosques se habían oscurecido, los refugios subterráneos se habían derrumbado, los caídos se habían descompuesto, pero ciertas cosas no cambiaban."

martes, 20 de marzo de 2012

"El palacio de la luna", de Paul Auster


Sigo leyendo a Auster. Después de "El país de las pequeñas cosas", por orden cronológico, "El Palacio de la Luna", así, con mayúsculas. Me ha gustado mucho, bastante más que el anterior. Se nota claramente la transición del casi surrealismo explícito de los libros anteriores a una narración mas limpia y realista, aunque con muchísimos elementos simbólicos. Empezando por el nombre del protagonista, Marco Stanley Fogg, homenaje algo simplista a tres de los grandes viajeros de la historia, real y escrita: Marco Polo, Henry Morton Stanley (Dr. Livinsgtone supongo) y el Phileas Fogg de Julio Verne. Al fin y al cabo, la novela no es sino la narración de múltiples viajes, interiores, físicos y temporales.



Más que hacer una reseña extensa me apetece copiar algún texto del libro. Podría reproducir muchos párrafos. He seleccionado uno, que hace referencia a los libros, que me gusta en especial:

"Fue entonces cuando empecé a leer los libros del tío Victor. Dos semanas después del entierro, elegí al azar una de las cajas, corté cuidadosamente la cinta adhesiva con un cuchillo y leí todo lo que había en su interior. Resultó ser una extraña mezcla, embalados sin ningún orden o propósito aparente. Había novelas y obras de teatro, libros de historia y de viajes, manuales de ajedrez y novelas policíacas, ciencia ficción y filosofía; un caos absoluto de letra impresa. No me importaba. Leí todos los libros hasta el final y me negué a juzgarlos. Por lo que a mi concernía, cada libro era igual a todos los demás, cada frase se componía del número adecuado de palabras y cada palabra estaba exactamente donde tenía que estar. Esa fue la forma que elegí de llorar la muerte del tío Victor. Una por una, abriría cada caja, y uno por uno, leería cada libro. Esa era la tarea que me habla fijado, y la cumplí hasta el final. Todas las cajas contenían una mezcolanza similar a la primera, un batiburrillo de malo y bueno, montones de literatura efímera esparcidos entre los clásicos, manoseados libros de bolsillo emparedados entre ejemplares de tapas duras, noveluchas baratas alternando con Donne y Tolstoi. El tío Victor nunca había organizado su biblioteca de ninguna forma sistemática. Cuando compraba un libro lo colocaba en el estante al lado del que había comprado antes de ése, y poco a poco las hileras se iban extendiendo, ocupando mayor espacio a medida que pasaban los años. Así era precisamente como habían entrado los libros en las cajas. La cronología, al menos, estaba intacta, la secuencia se había preservado por omisión. Consideré que éste era un orden perfecto. Cada vez que abría una caja penetraba en un segmento nuevo de la vida de mi tío, un período determinado de días, semanas o meses, y me consolaba pensar que estaba ocupando el mismo espacio mental que mi tío habla ocupado antes, leyendo las mismas palabras, viviendo las mismas historias, quizá albergando los mismos pensamientos. Era casi como seguir la ruta de un explorador de tiempos lejanos, repitiendo sus pasos cuando se abría camino por las tierras vírgenes, avanzando hacia el oeste con el sol, persiguiendo la luz hasta que finalmente se extinguía. Dado que las cajas no estaban numeradas ni etiquetadas, no tenía modo de saber de antemano en qué período iba a entrar. El viaje, por tanto, estaba hecho de breves excursiones discontinuas. De Boston a Lenox, por ejemplo. De Minneapolis a Sioux Falls. De Kenosha a Salt Lake City. No me importaba tener que ir dando saltos por el mapa. Al final, se llenarían todas las lagunas, se cubrirían todas las distancias. Ya había leído muchos de esos libros y otros me los había leído Victor en voz alta: Robinsón Crusoe, El doctor Jekyll y Mr. Hyde, El hombre invisible. Sin embargo, no dejé que eso se interpusiera en mi camino. Me adentré en todos con la misma pasión, devorando las obras conocidas tan ávidamente como las nuevas. "



Portada de la primera edición - 1989

martes, 13 de marzo de 2012

"La marca de sangre", de Johan Theorin





Tercera entrega del Cuarteto de Oland. Ambientada esta vez en la primavera, Theorin construye una novela magnífica, que no puede ser catalogada exclusivamente como novela negra. Lo es en alguna medida, ya que hay crímenes y resolución de un misterio. Pero es muchas más cosas. A mí particularmente me ha gustado muchísimo la aproximación al mundo de la vejez. Tanto por el personaje que se ha convertido en el hilo conductor de la serie, Gerlof Davidson, como por el resto de intervinientes, en particular el padre del protagonista, afectado de un ictus cerebral. También la combinación de elementos fantásticos como referencia cultural, sin pasar los límites del realismo, está muy bien integrada en la narración, de forma que el mundo de las hadas y los trolls se convierten también en protagonistas de la historia. Sobre todo porque se asocian al terreno de los deseos más profundos de la gente y a veces son su única esperanza. Y el final, en la noche de Walpurgis, con la presencia del fuego que es también otro de las presencia continuas de la novela, desde las páginas iniciales hasta el desenlace, está muy bien resuelto.




"Entre las piedras de la vieja cantera de piedra caliza de Öland, una larga vena roja atraviesa las piedras, una tara geológica que los trabajadores bautizaron con el nombre de “la marca de sangre”. Una vieja leyenda de Öland cuenta que esa señal era la sangre derramada por la lucha entre los throlls, que habitaban dentro de la cantera, y las hadas, que vivían fuera. La cantera se encuentra en Stenvik, zona en la que recientemente se han construido lujosas casas que paulatinamente han ido ocupando familias procedentes de Estocolmo. Sin embargo, lo que a priori parece ser un marco idílico, es una comunidad en la que recelos y envidias son el pan de cada día entre los vecinos. Es primavera en la isla de Öland y coincidiendo con el regreso de las aves migratorias, las vidas de varios habitantes de esa zona cambiarán para siempre… El viejo Gerlof, personaje que conocemos por La hora de las sombras y El eco de los muertos, tiene el presentimiento de que ésta será la última primavera de su vida, y es por eso que toma la decisión de abandonar la residencia de ancianos donde está instalado desde hace un tiempo y se traslada a vivir a su casa en Stenvik. Una de las vecinas de Gerlof es Vendela Larsson, que vive con su marido en una gran casa. Vendela creció en Öland y ha regresado a la isla a pesar de que fue allí donde vivió una tragedia: la granja en la que vivía siendo niña fue destruida por un terrible incendio. En aquella época Vendela estaba convencida de que la granja fue destruida por las hadas porque se encontraba en un lugar molesto para ellas. No obstante, pronto descubrirá lo que realmente paso… Poco después Per Morner, que también se ha trasladado a la zona recientemente, recibe una llamada alarmante de su padre. Cuando llega a verle, su casa está en llamas y el padre, aterrorizado y delirando, afirma que un throll le ha apuñalado y ha incendiado la casa…"



Después de leer este tercer libro de la serie me reafirmo en la impresión de que Theorin es uno de los mejores autores de la larga serie de nórdicos recientes y que destaca claramente por encima de otros que parecen vender más, y que particularmente no he conseguido disfrutar. El ejemplo mas claro sería Camilla Lackberg.

Investigando en la red, y para los que ya nos hemos quedado con ganas de cerrar el ciclo, aunque luego nos arrepintamos, parece que el cuarto libro de la serie transcurre en julio, cuando la mayoría de la gente visita la isla y las casas cerradas durante todo el invierno se llenan de vida. Traduciendo del sueco, con las herramientas que nos da la red, parece que el motivo central del libro serán los túmulos funerarios de la Edad de Bronce encontrados en Öland, grandes montones de piedras que a veces tienen una muy mala reputación. Las personas que excavan en ellos en busca de tesoros, a veces son asustados por llamas que parecen surgir de las piedras, e incluso a veces han desaparecido sin dejar rastro.


martes, 6 de marzo de 2012

"Una habitación en Holanda", de Pierre Bergounioux



Pierre Bergounioux es uno de esos escritores intelectuales franceses que aparecen de vez en cuando, sin hacer ruido, sin pretender brillar especialmente, y que desde su humildad de profesor de la periferia de París, nos deslumbra con una erudición desbordante, con una capacidad análitica y sintética muy especial y con una escritura precisa y a la vez algo barroca, que recuerda en algún momento la voz de Pierre Michon. Editorial Minúscula, en una colección que ya ha salido otras veces en este blog, Paisajes narrados, ha empezado a publicar parte de su obra.

"Una habitación en Holanda" es un pequeño texto de menos de cien páginas,, a la vez ensayo, meditación y biografía como dice la presentación, en el que Bergounioux reflexiona sobre la historia de Europa. En particular, el libro habla del acta de nacimiento de la Razón, el "Discurso del Método", que Descartes redactó en Holanda.

Un librito denso y complejo, pese a su aparente ligereza. Vale la pena.

"Un francés llamado Descartes concibe en sueños y en tierras alemanas su Discurso del método. Pero es en Holanda ―allí pudo haberse cruzado con el pequeño Spinoza paseando de la mano de su padre― donde el pensador escribió y publicó el texto que transformó la filosofía occidental. Aun sin conocerlos, el filósofo comparte una misma incertidumbre esencial con Shakespeare y Cervantes: los tres autores dan testimonio del momento en que la condición humana se adueña de su destino. En Una habitación en Holanda ―que es a la vez ensayo, meditación y biografía―, Pierre Bergounioux se pregunta si solamente lejos, en un contexto de exilio, puede la reflexión redibujar el mundo. La respuesta es un inusual y deslumbrante recorrido por la historia europea en el que se explica cómo y por qué fue precisamente en los Países Bajos donde surgió la obra que dio lugar al nacimiento de la racionalidad contemporánea."


domingo, 4 de marzo de 2012

"Defensa cerrada", de Petros Márkaris




Segunda novela de la serie del Comisario Jaritos y tercera que reseño. Poco que añadir. Ya he dicho que el griego Márkaris es uno de los descubrimientos del año pasado y que estoy disfrutando con la saga de Jaritos, así que poco a poco iré publicando las notas de lectura de todas las novelas. Como voy retrasado escribiendo, creo que ahora mismo ya solo me falta por leer la última, "Con el agua al cuello".

En cuanto a "Defensa cerrada", se puede decir que claramente hay un salto de la anterior primera novela a ésta. "Noticias de la noche" no estaba mal, pero quizás se notaban más las dudas de una primera historia y el personaje aún no estaba del todo construido. Tengo la impresión de que el propio autor le ha cogido ya cariño en esta novela y acentúa más los rasgos positivos del personaje, que aparecía más machista y conservador en la primera entrega. A partir de aquí, el resto de la saga mantiene el nivel y va al alza. Márkaris es un excelente narrador. Y de verdad que se aprende más de Grecia leyendo a Jaritos que siguiendo la prensa o viendo la televisión

"El rico empresario Dinos Kustas, conocida figura de la noche ateniense y propietario de un lujoso restaurante y varios clubs nocturnos, es asesinado de madrugada. Todo apunta a que ha sido víctima de un ajuste de cuentas de la mafia. Sin embargo, para el comisario Kostas Jaritos algo no encaja: cuatro disparos hechos casi a ciegas no parecen obra de un profesional. Cínico, escéptico y obstinado, el investigador recorre las calles de Atenas, corroída por los intereses internacionales y la delincuencia, en busca de respuestas. Desde los bajos fondos hasta las altas esferas, Jaritos se adentrará en el lado más sórdido de la Grecia contemporánea, al tiempo que desvela un oscuro entramado de blanqueo de dinero y corrupción."


sábado, 3 de marzo de 2012

"El verano de los juguetes muertos", de Toni Hill






Aunque Toni Hill suena a autor extranjero o seudónimo, realmente es un escritor catalán, nacido en 1966, y que publicó su novela el año pasado, con un gran éxito de ventas. Ambientada en Barcelona, desde el Raval a los barrios altos, el autor consigue una primera novela francamente bien construida, que atrapa desde el principio y que va incrementando la tensión hasta llegar a un final bien resuelto, con el grado adecuado de sorpresa.

"El inspector hispanoargentino Héctor Salgado ha cumplido los cuarenta, su esposa lo ha dejado por una mujer, tiene una relación difícil con su hijo y no termina de cuajar en el cuerpo de policía autonómico. Quizá su único refugio sea el cine, su gran pasión. Actualmente investiga la muerte de un adolescente. Lo que en principio era un caso sencillo se complica a medida que Salgado va conociendo a la familia del chico, empresarios respetados que quieren entrar en política. No es agradable hurgar en los secretos de los poderosos, a lo que hay que sumar los coletazos de su caso anterior, un asusnto de trata de blancas. La unidad de Salgado desmanteló una red recientemente y el cabecilla, un fanático del vudú, tiene sed de venganza."


Tal vez precisamente lo que menos me convencido ha sido la mezcla de las dos tramas. La principal, sin duda, la investigación de la muerte del adolescente, con todo lo que tiene de historia familiar y de afloramiento de viejos demonios, de secretos enterrados que van aflorando poco a poco. Está bien narrada, y con un ritmo in crescendo perfectamente medido. La secundaria, por contra, las consecuencias para el inspector Salgado del desmantelamiento de una red de trata de mujeres, no me ha acabado de convencer. Está planteada a saltos y resuelta precipitadamente. Es una pena, porque a lo mejor daba, por sí misma, para otra buena historia.

En cualquier caso, el conjunto funciona bien y acaba configurando una buena novela que augura futuras continuaciones.