viernes, 9 de julio de 2010

"El corazón de las tinieblas", de Joseph Conrad


No había leído el libro de Conrad. Tenía la referencia siempre de “Apocalipsis Now”, pero no conocía la novela en que se basa la magistral película de Coppola. Y ahora me resulta imperdonable haber tardado tanto tiempo en descubrirla. Impresionante. Genial.



“Heart of darkness” fue publicada por primera vez en 1899, en tres entregas, para celebrar el número 1000 de una revista inglesa, “The Blackwood’s Magazine”. Y se reeditó por primera vez en libro en 1902, en un volumen titulado “Youth” (Juventud), junto con dos novelas más de Conrad. Hoy, la primera edición del libro se cotiza a casi 3,000 €.


Pese al tiempo transcurrido, la novela es absolutamente moderna. Siempre digo que los libros son como los vinos, que algunos mejoran con los años y otros en cambio, envejecen muy mal. La historia de Marlow remontando el río Congo en busca del misterioso Kurtz, se convierte en un viaje iniciático hacia el corazón de la selva y hacia las tinieblas del corazón humano. Más allá del contexto colonialista en el que se inserta, la novela se convierte en un auténtico manifiesto contra el mito de la naturaleza idílica del ser humano.

Algunos pasajes son tan expresivos que uno se imagina navegando en medio de una selva primigenia, brutal y hermosa a la vez:

“Remontar aquel río era regresar a los más tempranos orígenes del mundo, cuando la vegetación se agolpaba sobre la tierra y los grandes árboles eran los reyes. Un arroyo seco, un gran silencio, un bosque impenetrable. El aire era cálido, espeso, pesado, perezoso. No había júbilo alguno en la brillantez de la luz del sol.”

O mejor aún en versión original:

“Going up that river was like traveling back to the earliest beginnings of the world, when vegetation rioted on the earth and the big trees were kings. An empty stream, a great silence, an impenetrable forest. The air was warm, thick, heavy, sluggish. There was no joy in the brilliance of sunshine.”

O más adelante:

“En cuanto a mí, el escarabajo se arrastraba exclusivamente hacia Kurtz. Pero cuando el casco comenzó a hacer agua nos arrastramos muy lentamente. Aquellas grandes extensiones se abrían ante nosotros y volvían a cerrarse, como si la selva hubiera puesto poco a poco un pie en el agua para cortarnos la retirada en el momento del regreso. Penetramos más y más espesamente en el corazón de las tinieblas.”

Después, la famosa imagen de la muerte de Kurtz, que irremediablemente me trae a la cabeza a un grandioso Marlon Brando:

Gritó en un susurro a alguna imagen, a alguna visión, gritó dos veces, un grito que no era más que un suspiro: '¡Ah, el horror! ¡El horror!'


Últimas palabras que en la novela aún cobran un sentido más amargo. Casi al final de la historia, Marlow visita a la prometida de Kurtz. Y aquí aparece la mentira de la civilización frente al horror de la historia real. Si preferís leer la novela no sigáis leyendo:

"- 'Oí sus últimas palabras...' Me detuve lleno de espanto.

- 'Repítalas', murmuró con un tono desconsolado. 'Quiero... algo...
algo... para poder vivir.'

Estaba a punto de gritarle: '¿No las oye usted?' La oscuridad las
repetía en un susurro que parecía aumentar amenazadoramente como el
primer silbido de un viento creciente. '¡Ah, el horror! ¡El horror!'

- 'Su última palabra... para vivir con ella', insistía. '¿No comprende
usted que yo lo amaba... lo amaba?'

Reuní todas mis fuerzas y hablé lentamente.

- La última palabra que pronunció fue el nombre de usted.' "



El horror y la necesidad de la civilización para seguir viviendo. Un libro de verdad imprescindible.

Para acabar , vuelvo a Apocalipsis Now, ese inicio brutal con la música hipnótica de Jim Morrison: "The end". Lo mejor que se puede decir de la película, sin duda, es que está a la altura de la novela.






2 comentarios:

Gonzalo Muro dijo...

Coincido plenamente en tu comentario sobre la vigencia de la obra (la película es la evidencia de que el mismo tema es una constante humana, al margen del escenario concreto). Una obra genial de las que apatece releer de vez en cuanto.

Saludos.

lammermoor dijo...

La buena literatura, los clásicos, son los que resisten el paso del tiempo, los que siempre tienen algo que decirnos. Los otros, serán como mucho representantes de una época o un estilo.
Tengo pendiente la película; a ver si la tienen en la biblioteca y la puedo ver.