Hammett, Chandler, Macdonald. El triunvirato de la novela negra. El primero, el creador o casi del género de detectives. El segundo, un clásico entre los clásicos. Tal vez, el que marca el tono definitivo. Y el tercero, la madurez, sin tanta dureza como en Hammett y con menos sarcasmo que en Chandler, pero igual de profundo y de atractivo. Lew Archer, el más duradero de los detectives, ecologista, desengañado, psicólogo. El detective triste.
Si al hablar de Burnett me atrevía a decir que, al menos para mí, había envejecido mal, todo lo contrario me ha ocurrido con Macdonald. Releer al cabo de los años "El martillo azul" ha sido un placer, que lo único que hace es darme ganas de buscar en los desvanes, al fondo del tercer nivel de alguna de mis estanterías, no sé muy bien donde, pero seguro que están ahí, porque seguro que no los he podido tirar, de ningun manera, ni perder en algún traslado, ni prestar, ni nada de nada, de recuperar decía, "El hombre enterrado", "El caso Galton" o "La bella durmiente".
"The blue hammer" es la última novela escrita por Ross Macdonald, donde un Lew Archer ya sesentón vuelve a intervenir, como casi siempre, en una historia de familia. La búsqueda de un cuadro robado, hará que como en gran parte de sus novelas, descubramos los secretos enterrados del pasado, que van aflorando de una forma casi natural, casi como si el detective, más que de investigador, actuará de gran psicoanalista, y lo único que necesitará fuera ir de un lado a otro, para propiciar que los distintos actores, se decidieran de una vez a aflorar sus viejos demonios interiores.
Me ha gustado especialmente la figura de un Archer desencantado, que pese a todo es capaz de nuevo de enamorarse. Quizás porque el tono de su desencanto no es el de la impotencia, sino el de una dignidad humilde, que además prácticamente ha renunciado a juzgar. Pero no ha renunciado a la esperanza.
He recogido algunas frases de la novela, por dar una idea del tono general, pero ni de lejos reflejan la intensidad de la obra. Para mí, sin duda, Macdonald es uno de los grandes y hablo de la literatura, no sólo de la novela negra.
Así, frente a las dudas sobre la búsqueda de sí mismo, sobre el conflicto permanente entre introspección y acción:
"Estaba muy cansado y me dejé atrapar por las preguntas y, de pronto, descubrí que me inquietaban. Eran los mismos interrogantes que yo me había formulado, aunque nunca precisamente en esos términos. Después de todo, quizás la verdad que yo estaba buscando nada tenía que ver con el mundo. Había que subir a la montaña y esperarla, o encontrarla en uno mismo.
Pero en el mismo momento en que temporalmente consideraba la idea, miraba las luces de Copper City, enmarcadas por la entrada del cañón, y planeaba lo que haría a la mañana siguiente."
O sobre su profesión:
"Yo elegí esta profesión, o ella me eligió a mí. Me obliga a bucear en el dolor humano, pero no quiero cambiar de trabajo."
O sobre la presencia permanente del pasado:
"Mientras avanzábamos por el sendero, y nos hundíamos en las sombras vespertinas de la casa, sentí el peso del pasado como una atmósfera muy densa que me impedía respirar."
Pero especialmente me ha gustado este último párrafo, que además es el que da sentido al título del libro, y que es un auténtico canto a la esperanza y a la voluntad de vivir. Es el final del penúltimo capítulo, pero merecería ser el final del libro y el final de su obra.
"Betty bostezó y volvió a dormirse. Permanecí despierto y contemplé su rostro, que empezaba a perfilarse en la lenta alborada. Un rato después pude ver el pulso azul y regular de su sien. El latido del martillo silencioso que significaba que aún vivía. Confié en que el martillo azul jamás se detuviera."
Links: Para quien quiera profundizar en la obra de Ross Macdonald, os dejo un enlace excelente que he encontrado en la red y que me ha gustado especialmente. A veces no vale la pena añadir mucho a lo que han escrito otros, sobre todo cuando lo hacen mejor que uno mismo.
http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Santullo/MacdonaldRoss.htm
2 comentarios:
Un fuerte abrazo...!
Desde luego, mi libro no estará a la altura de los de estos maestros, pero en algo sí podrá igualarse: en el afecto y la entrega que se ha puesto al escribirlos.
Mejor espera a que se publique, lo de internet es pesadísimo. Y además, espero que vengas a la presentación en Valencia, confundido entre la multitud... Un abrazo muy fuerte y muchas gracias por tus palabras tan cariñosas.
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