Venecia es otra de mis ciudades obsesivas. Pero a diferencia de las otras de las que he hablado (Praga, París, Roma,..), la ciudad de los canales es más una imagen soñada que una presencia, dado que apenas he pasado unas horas en sus calles. Este blog empezó allí, con una referencia a mi querida Donna León, y ojalá acabe allí algún día, aunque cuanto más tarde mejor. Como preparación a un posible viaje, estoy leyendo y releyendo varios libros sobre o en la ciudad, y los iré comentando poco a poco.
El primero de la serie, del que posiblemente no hayáis oído hablar casi nadie, se llama "Una temporada en Venecia", y es de un autor polaco de nombre imposible, Wlodzimierz Odojewski. Y curiosamente, a pesar del nombre, no trascurre en Venecia. Es de una Editorial excelente, Minúscula, de la que ya hablé en otra ocasión, al comentar un libro de Balzac que transcurría en París, Ferragus.
El autor nació en Poznan, en 1930. En 1971 emigró a París ayudado por el Pen Club francés y después se trasladó a Berlín, donde, además de de publicar numerosos relatos y novelas, trabajó como periodista en Radio Free Europe. Ha sido distinguido con varios premios internacionales y en 1989, tras la caída del Muro, regresó a Polonia, y desde entonces, reside en Varsovia y Munich. Para mí era totalmente desconocido.
El libro es una pequeña joya, de esas que uno descubre de tanto en tanto, y desgraciadamente pasará casi desapercibida. Leyéndolo no he podido evitar acordarme del niño del pijama de rayas, y sin desmerecer a este último, creo que puede estar perfectamente a su altura. Pero las leyes del mercado mandan y esta temporada en Venecia no alcanzará ni de lejos su difusión, y es una pena.
La historia transcurre en el verano de 1939 en Polonia. A Marek, que va a cumplir diez años, le han prometido unas vacaciones en Venecia y es su máxima ilusión ya que desde siempre adora la ciudad que flota, lo sabe todo de sus palacios, sus canales, y sus calles, y la ha recorrido mil veces en su imaginación. Pero con todo listo, la guerra estalla, el padre se tiene que incorporar a filas y la madre anula el viaje. En lugar de Venecia, Marek irá a la campiña, a casa de la tía Weronika, una tía un poco especial. Y aunque el tiempo pasa lentamente, y la guerra va haciendo poco a poco acto de presencia, un pequeño milagro se produce. Será Venecia la que venga a la casa. En la amplia bodega de la casa aparece una fuente que irá inundándola poco a poco, mientras los niños van construyendo un espacio mágico donde los muebles se convierten en las plazas y por donde se deslizan navegando alegremente en góndolas improvisadas.
Es una historia tierna y delicada sobre el fin de la infancia, llena de sensibilidad y a la vez de realismo. Odojewski mezcla el drama de la guerra con la mirada aún infantil de los niños, y crea un ambiente mágico en el que convive el despertar de los sentidos y la irrupción del dolor y de la muerte, con la mirada imaginativa y la creatividad de los pequeños. Y Venecia está siempre presente como ciudad soñada, reforzando esa característica tan suya de ser la ciudad más contada, imaginada o idealizada del mundo. Le basta a Marek, nos basta a todos nosotros con cerrar los ojos para poder recorrer sus calles, visitar San Marcos, o trazar el mapa retorcido y serpenteante de sus canales. Así, también los adultos se implicarán en el juego de los niños, y con la complicidad de ese pequeño rincón de imaginación, olvidarán aunque sea por momentos, lo que pasa afuera.
Muy bien escrita, la historia trae nostalgias de los veranos infantiles, esos que a todos nos han marcado sin duda, llenos de olores y sabores distintos a los de la ciudad, llenos de descubrimientos. Trae también a la memoria, historias contadas por algunos de nuestros mayores, que vivieron la guerra civil desde la infancia, y para quienes un año sin escuela fue un regalo inesperado, y salir al campo a ver desde los árboles el paso de los aviones era un espectáculo casi mágico.
No es una novela alegre, aunque esté llena de alegría. La presencia creciente de la guerra, insinuada primero en los silencios de los mayores, en las conversaciones a escondidas, y después irrumpiendo con toda su brutalidad, marca un tono de fondo realista y triste. Pero la ternura con la que está escrito equilibra perfectamente los distintos tonos y completa una novela, corta e intensa, absolutamente recomendable.
Links: A una reseña francesa de la novela:
http://www.evene.fr/livres/livre/wlodzimierz-odojewski-une-saison-a-venise-21065.php
4 comentarios:
La historia es muy atractiva, con esa mezcla de vivencias de niños y padecimientos de adultos.
Ah, viajar a Venecia con Donna Leon es para mí también un regalo.
Un saludo.
Es tanto lo que nos queda por leer y por saber...!
Un abrazo...!
Me apunto el titulo has picado mi curiosidad, hay libros a los que no les llega la estela del marketing y la unica manera de conocerlos es esta... el boca a boca a traves de los blogs, un placer pasear entre tus letras
Pues fíjate que he visto alguna vez el libro en las estanterías de una librería y siempre pensé que no era novela sino relato de viajes. Y visto como tú lo cuentas, parece mejor así, novela, que como me lo imaginaba yo.
Otro descubrimiento más por el que agradecer a este blog.
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