sábado, 31 de diciembre de 2011

Fin de año 2011

Esta mañana leía en uno de los blogs que sigo una máxima de Herodoto que me parece la mejor recomendación posible para el año que viene:

"Tu estado de ánimo es tu destino".

Así que fuera el desánimo y a seguir peleando.

Los mejores deseos para el año que empieza y buenas lecturas.

Feliz 2012


viernes, 30 de diciembre de 2011

"El caso Galton", de Ross Macdonald


Para acabar el año con buen sabor de boca, un clásico, de uno de los mejores autores de novela negra de todos los tiempos, Ross MacDonald. Irónico y sarcástico, en la mejor tradición de Chandler, pero con un toque profundamente más humano. "El caso Galton" es sin duda alguna, una de sus obras maestras.


"El prado tenía el color de la tinta con la que imprimen el dinero"

"—¿Cuánto dinero está en juego?
—No puedo saberlo. Pero debe ser algo así como la deuda nacional de cualquier país europeo desarrollado."

"Debajo de la cama hallé la maleta de Culligan. Era una maleta vieja de cuero, estaba atada con unos cordeles y parecía haber sido pateada en todas las estaciones terminales de las líneas de ómnibus que hay entre Seattle y San Diego. La abrí. La cerradura estaba rota. Su contenido emitió olor a tabaco, aire de mar, sudor y ese aroma indescriptible que revela la soledad masculina."



jueves, 29 de diciembre de 2011

Inventario 2011


Igual que el año pasado, hago inventario de lecturas. En el 2011 han caído 83 libros, 5 menos que el año pasado, aunque en mi defensa hay que decir que algunos de este año eran auténticos tochos en número de páginas. 

De los 83 libros, 77 son novelas, 5 ensayos o memorias y sólo una obra de teatro. Ningún libro de poesía, lo que ahora me resulta imperdonable. Primer propósito para el 2012. Y de las novelas, 42 han sido serie negra y 35 de temática general. Este año pinta más en negro que el anterior.

Por idiomas, 22 escritos directamente en castellano, menos que en 2010, 18 del lado de acá y 4 latinoamericanos. En inglés 32, igual que el año pasado, con más presencia de americanos.

Curiosamente, también repito franceses (9) e italianos (6), pero han bajado los nórdicos que pasan de 10 a solo 6. Finalmente también 6 títulos escritos originalmente en otros idiomas, 2 rusos, 2 japoneses y 2 griegos, estos últimos dos novelas de Petros Markaris que están recién terminadas y pendientes de reseñar.

Y una lista de lo que más me ha gustado, sin orden ni concierto, podría ser la siguiente:


Angel Wagenstein                  El pentateuco de Isaac

George R.R. Martín                Juego de tronos

J.M.Coetzee                            Desgracia

John Banville                          El mar

Paul Auster                             Sunset Park

Fred Vargas                             L'armée furieuse

Andrea Camilleri                     El perro de terracota

Donna Leon                             Testamento mortal

Johan Theorin                          La tormenta de nieve

Martin Cruz Smith                  Tiempo de lobos

Ricardo Piglia                          Blanco nocturno



También como el año pasado, los clásicos no juegan


























miércoles, 28 de diciembre de 2011

"El mapa y el territorio", de Michel Houellebecq


He leído varios libros de Houellebecq, el pretendido "enfant terrible" de las letras francesas, y siempre acabo con la misma sensación. Por un lado me gusta como escribe, tiene una prosa bastante fácil y un modo de contar que atrapa bastante, no aburre. Por otro, los temas que trata son muchas veces de plena actualidad y su punto de vista, al menos es inteligente. Pero a la vez, te quedas con una cierta sensación de vacío, de divertimento intelectual, menos profundo de lo que aparenta. Al final, no acabo de saber si me ha gustado realmente o no. En este caso me ha vuelto a pasar.

"Si Jed Martin, el protagonista de esta novela, tuviera que contarles la historia, quizá comenzase hablando de una avería del calentador, un 15 de diciembre. O de su padre, arquitecto conocido con quien pasó a solas muchas noches navideñas. Evocaría a Olga, una rusa a la que conoce al principio de su carrera en la exposición de su obra fotográfica, consistente en los mapas de carreteras Michelin. Después llegará el éxito mundial con la serie de «oficios», retratos de personalidades de todos los sectores. También referiría cómo ayudó al comisario Jasselin a dilucidar un caso criminal atroz. Al final de su vida, Jed ya sólo emitirá murmullos. El arte, el dinero, el amor, la muerte, el trabajo, son algunos de los temas de esta novela decididamente clásica y abiertamente moderna."

"El mapa y el territorio" acaba de ser elegido como uno de los diez mejores libros del año según "Babelia", además de haber ganado el Goncourt francés. Es una aproximación irreverente y creativa al menos al mundo del arte y la creación contemporánea, aunque de paso toca bastantes más temas. Tiene una primera parte excelente, bien construída y contada. Pero la segunda parte resulta excesiva y poco creíble, asesinato incluído. Así que de nuevo me vuelvo a quedar con la sensación ambigua de la que hablaba al principio. Por una parte me ha gustado pero por otra me ha resultado un poco cargante. Pero seguro que cuando se publique un nuevo Houellebecq volveré a caer.


sábado, 24 de diciembre de 2011

"Cuento de Navidad", de Charles Dickens




Como el año que viene es el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens (7 de febrero de 1812), he vuelto a leer estos días el "Cuento de Navidad". Aunque realmente, después de acabarlo, no estaba seguro de haberlo leído antes o si es que hacía tanto tiempo que sólo me quedaban las líneas generales, pasadas por el tamiz de las adaptaciones infantiles o para el cine. He descubierto mil detalles nuevos, una prosa extraordinaria, una modernidad asombrosa, inesperada, y un enorme sentido del humor. Hay que leerlo sin falta, y más en estos tiempos. Y como muestra algunos fragmentos:


"Sólo consiguió comprobar que continuaba una niebla y un frio muy intensos y que no se oía ruido de actividad de gente alarmada, como se habría escuchado ineludiblemente si la Noche hubiese derrotado al claro Día, tomando posesión del mundo. Era un gran alivio porque si no hubiera días que contar lo de «a tres días de esta primera de cambio, pagaré al señor Ebenezer Scrooge o a su orden...etc.» se habría convertido en papel mojado, como los pagarés de los Estados Unidos."


"Por el aire se movían sin descanso, de un lado a otro, numerosísimos fantasmas que gemían al pasar. Todos llevaban cadenas como las del fantasma de Marley; unos cuantos (tal vez gobiernos culpables) iban encadenados en grupo; ninguno estaba libre de cadenas."


"Cierto también que Scrooge tenía tan poco de eso que se llama fantasía como cualquier hombre en la City de Londres, incluyendo -que ya es decir- la corporación municipal, los concejales electos y los miembros de la Cámara de Gremios."


"¡Felices Pascuas! ¡Y dale con Felices Pascuas! ¿Qué son las Pascuas sino el momento de pagar cuentas atrasadas sin tener dinero; el momento de darte cuenta de que eres un año más viejo y ni una hora más rico; el momento de hacer el balance y comprobar que cada una de las anotaciones de los libros te resulta desfavorable a lo largo de los doce meses del año? Si de mí dependiera -dijo Scrooge con indignación-, a todos esos idiotas que van por ahí con el Felices Navidades en la boca habría que cocerlos en su propio pudding y enterrarlos con una estaca de acebo clavada en el corazón."

Os dejo un link al blog de Elena Rius, a sus Notas para lectores curiosos, que sabe mucho más que yo de Dickens y de su "Cuento de Navidad".


Feliz Navidad, y que su Espíritu dure todo el año.


viernes, 23 de diciembre de 2011

"Un mes con Montalbano", de Andrea Camilleri


Otro Montalbano, o mejor, otro Camilleri. Creo que hace el cinco de la serie del comisario. Se puede leer de un tirón, o gota a gota, un relato cada día, a modo de Calendario de adviento a la siciliana.  Está muy, muy bien. Algunos historias son sencillamente geniales. Casi que dejo hablar a Camilleri.

"Nota del autor

Los relatos aquí reunidos son treinta. Si se lee uno cada día, se tarda un mes: esto es lo que significa el título. Se escribieron entre el l0 de diciembre de 1996 y el 30 de enero de 1998.

(..)

Las treinta situaciones en las que se encuentra envuelto el comisario Montalbano no siempre (afortunadamente) suponen delitos de sangre: también hay robos sin robo, infidelidades conyugales, investigaciones de recuerdos. Y no todas suceden en Vigàta; hasta las hay que se remontan a los comienzos de la carrera del comisario.

Resulta útil (e inútil al mismo tiempo) repetir que lugares y nombres son pura imaginación. Y a quien pudiera quejarse de alguna coincidencia, le recuerdo que la vida misma (muy superior, en cuanto a imaginación, a la fantasía) no es más que una pura coincidencia."

 

miércoles, 21 de diciembre de 2011

"El mar", de John Banville



He dejado constancia en este blog de la enorme calidad de las novelas de Benjamin Black y reseñé en su día un precioso libro sobre Praga del propio Banville. Pero hasta ahora no había leído ninguna novela del autor, así que "El mar" ha sido la confirmación definitiva de que el irlandés es uno de los mejores escritores europeos actuales. Magnífica.

"Tras la reciente muerte de su esposa después de una larga enfermedad, el historiador de arte Max Morden se retira a escribir al pueblo costero en el que de niño veraneó junto a sus padres. Pretende huir así del profundo dolor por la reciente pérdida de la mujer amada, cuyo recuerdo le atormenta incesantemente. El pasado se convierte entonces en el único refugio y consuelo para Max, que rememorará el intenso verano en el que conoció a los Grace (los padres Carlo y Connie, sus hijos gemelos Chloe y Myles, y la asistenta Rose), por quienes se sintió inmediatamente fascinado y con los que entablaría una estrecha relación. Max busca un improbable cobijo del presente, demasiado doloroso, en el recuerdo de un momento muy concreto de su infancia: el verano de su iniciación a la vida y sus placeres, del descubrimiento de la amistad y el amor; pero también, finalmente, del dolor y la muerte. A medida que avanza su evocación se desvelará el trágico suceso que ocurrió ese verano, el año en el que tuvo lugar la «extraña marea»; una larga y meándrica rememoración que deviene catártico exorcismo de los fantasmas del pasado que atenazan su existencia.

El mar, ganadora del Premio Man Booker 2005, es una conmovedora meditación acerca de la pérdida, la dificultad de asimilar y reconciliarse con el dolor y la muerte, y el poder redentor de la memoria. Escrita con la característica brillantez de la prosa de John Banville, de impecable precisión y exuberante riqueza lingüística, El mar confirma por qué Banville es justamente celebrado como uno de los más grandes estilistas contemporáneos en lengua inglesa."


Más que hablar de la novela, de cuyo contenido habla bastante bien la reseña anteriormente transcrita, dejo dos fragmentos de muestra, pero podría haber elegido muchos más:

"Se marcharon, los dioses, el día de la extraña marea. Las aguas de la bahía, toda la mañana bajo un cielo lechoso, habían crecido y crecido, alcanzando alturas inusitadas, las pequeñas olas inundaban una arena reseca que durante años no había conocido otra humedad  que la lluvia y lamían las mismísimas bases de las dunas. El casco oxidado del carguero que permanecía encallado en la otra punta de la bahía desde tiempo inmemorial debió de pensar que iban a volver a botarlo. Después de ese día yo no volvería a nadar. Las aves marinas gimoteaban y se lanzaban en picado, nerviosas, al parecer, ante el espectáculo de ese enorme cuenco de agua inflándose como una ampolla, de un azul plomizo y un brillo maligno. Tenían, aquel día, una blancura antinatural, los pájaros. Las olas depositaban una orla de sucia espuma amarilla en el límite de las aguas. Ningún barco estropeaba la línea del alto horizonte. No nadaría, no. Nunca más. Alguien acaba de caminar sobre mi tumba. Alguien."



"En esas interminables noches de octubre, echados el uno junto al otro en la oscuridad, estatuas derribadas de nosotros mismos, buscábamos escapar de un presente intolerable en el único tiempo
verbal posible, el pasado, es decir, el pasado remoto. Revivíamos nuestros primeros días juntos, recordábamos, corregíamos, nos ayudábamos mutuamente, como dos ancianos que caminan
tambaleándose por las murallas de una ciudad en la que vivieron hace muchos años."


lunes, 19 de diciembre de 2011

"Salvajes", de Don Winslow


Otro puñetazo en el estómago de Don Winslow. Buenísima. Dura y seca, y a la vez llena de sentido del humor. "Salvajes" es la historia de Ben y Chon, una especie de Butch Cassidy y Sundance Kid en el mundo de la droga de Baja California, y de su amiga O.

Si "El poder del perro" era una novela río que a lo largo de varias décadas nos contaba la evolución de la droga en la frontera entre México y Estados Unidos, "Salvajes" es una fotografía rápida pero precisa del estado actual de la cuestión. La habilidad de Winslow es hacer este retrato a partir de la historia de los dos americanos. Uno, Ben, filántropo y militante ecologista. El otro, Chon, ex-militar, superviviente de Irak y de Afganistán. Los dos se dedican al cultivo de una marihuana de gran calidad, tratándo de quedar al margen de los grandes cárteles. Y con ellos, Ofelia, O, amiga compartida y pieza clave de la historia. Todo va bien hasta que el cártel de Baja California decide hacerles una oferta de las que no podrán rechazar, en forma de vídeo con decapitaciones incluidas. La respuesta a su resistencia inicial será el secuestro de O. Y a partir de ese momento se abrirá la caja de los truenos, porque como dice Winslow, si te quitan lo que mas quieres, cualquiera puede convertirse en salvaje.

La historia está muy bien construida. Pero además, el estilo directo y agresivo de Winslow encaja perfectamente en la trama, reforzando su efecto. Lo mejor es que parece leerse como una película pero no lo es, es pura y dura literatura. Pura serie negra. Magnífica.




sábado, 17 de diciembre de 2011

"Tokio Blues (Norwegian Wood)", de Haruki Murakami


Después del libro anterior me animé por fin a leer el "Tokio blues". Ya comenté que por dos veces me había atascado en otras ocasiones. Esta vez no ha habido problemas y ha caído de un tirón, lo que pone de manifiesto una vez más la subjetividad del lector y como influyen los estados de ánimo y los intereses personales en cada momento. Dicho esto, tengo que reconocer que la novela me deja un sabor agridulce. Por un lado, la narración me atrapó y no pude parar de leer hasta el final. Pero por otro, reconozco también que me queda algo lejos esta historia de atormentados amores adolescentes. Ahora entiendo mejor las claves del éxito inicial de Murakami porque es normal que arrasara en su momento sobre todo entre el público juvenil. Pero me parece que su obra posterior es bastante más compleja que este "Tokio Blues". Y aunque se apunta la presencia de los elementos oníricos y surrealistas que aparecen en "Kafka en la orilla", están aún en fase muy tentativa. En consecuencia, tengo la sensación de haber hecho dos intentos fallidos con el autor, y que para juzgarle definitivamente tendré que atacar alguna obra más reciente.


"Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor –y único– amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo."



jueves, 15 de diciembre de 2011

"De qué hablo cuando hablo de correr", de Haruki Murakami


No he leído mucho a Murakami. Me gustó bastante en su día "Kafka en la orilla", un libro con un clima muy especial, francamente bien escrito. Pero no había repetido hasta la fecha. De hecho, en mi lista de libros pendientes, en casa estaba "Tokio Blues" que intenté empezar un par de veces y se me atascó. No sé muy bien la razón, pero me apeteció leer este "De qué hablo cuando hablo de correr".  Supongo que a medias por ver si rompía la barrera con el autor, y por ver como abordaba el tema del deporte.

El resultado ha sido un tanto decepcionante. Aunque tiene algunos fragmentos conseguidos, el conjunto no acaba de ser ni una autobiografía como a veces parece, ni una reflexión novedosa sobre el atletismo. Murakami es corredor de marathon, practica también el triatlón, y ha llegado a correr la ultramarathon de 100 kms. Pero en este caso, su escritura es bastante plana, a medio camino entre las memorias del solitario corredor de fondo y el manual de autoayuda. Dado que no me encuentro entre los primeros, el libro no me ha acabado de llegar.

Así que recomendable tan sólo para fanáticos del autor o de las zapatillas.



martes, 13 de diciembre de 2011

"El misterio del Tren Azul", de Agatha Christie


Vuelvo de vez en cuando a Agatha Christie. Como una pausa entre otras lecturas. Es como volver a un lugar seguro, conocido, del que no esperas otra cosa que lo que ya sabes que vas a encontrar. Aunque en este caso puedo decir que es de los mejores títulos de su obra.

"El Tren Azul con destino a Niza transporta una valiosa carga: el mayor rubí del mundo, el «Corazón de Fuego», un regalo de un magnate americano del petróleo para su querida hija, Ruth Kettering. Pero al llegar a la Costa Azul, se descubre que la propietaria de la joya ha sido brutalmente asesinada y que el rubí ha desaparecido. El millonario Rufus Van Aldin, muy afectado por la muerte de su heredera, contrata al detective Hercule Poirot para que resuelva el estremecedor suceso. El caso irá adquiriendo una creciente complejidad a medida que Poirot descubra el turbulento pasado de la víctima: su recientemente frustrado matrimonio, la tensa relación que mantenía con su padre y la existencia de un ex pretendiente con quien debía encontrarse en Niza. Es un caso aparentemente imposible de resolver, donde todos son sospechosos y ningún indicio conduce al culpable. Una historia de intriga apasionante donde nada es lo que parece que mantendrá al lector sin aliento hasta la última página.«Hercule Poirot no es un toxicómano atormentado, como Sherlock Holmes, o un glotón desencantado, como Pepe Carvalho, o un alcohólico cínico, como Philip Marlowe. Es un sibarita que vive como un pachá e idolatra el clasismo británico.» Del Prólogo de Enric González"


La novela (The Mistery of the BlueTrain) se publica en 1928,  pero había sido empezada en 1925 y coincide con el período mas oscuro de la vida de la autora, su depresión de 1926 provocada por la muerte repentina de su madre y por la petición de divorcio de su marido para casarse con una amiga de la pareja, que culminaría con el famoso episodio de su desaparición y presunta amnesia. Refugiada en España, en las Islas Canarias, acabará la historia en febrero de 1927.  Y pese a que la autora nunca habló bien del libro, quizás por recordarle esa época dura desu vida, buena parte de la crítica la considera una de sus mejores historias. A mí también me lo ha parecido. De las que llevó hasta aquí, es sin duda la que más me ha gustado.



domingo, 11 de diciembre de 2011

"El coche de bomberos que desapareció", de Maj Sjöwall y Per Wahlöö


Quinta entrega de la serie Martin Beck. Poco que añadir. Tan buena como las anteriores.

"Una extraña concatenación de suicidios y accidentes acaba con la vida de los miembros de una banda de vulgares ladrones de coche. Uno de ellos yace muerto sobre la cama, hecha y limpia. Dos policías rompen la cerradura y penetran en la casa. Tan sólo hay dos palabras escritas junto al teléfono: Martin Beck. El inspector-jefe de la Brigada de Homicidios de Estocolmo ignora qué hace esa anotación con su nombre en aquella habitación. A pocos kilómetros, uno de sus hombres está a punto de convertirse en héroe, Gunvald Larsson. A medianoche el edificio que vigila salta por los aires. Cuatro muertos y un sinfín de heridos que saca del fuego con sus propias manos. Dos ladrones y dos prostitutas han fallecido. Uno ya lo estaba mucho antes de las llamas. Otro suicidio. ¿Qué está pasando? El rastro de uno de los fallecidos le conduce hasta una banda internacional de tráfico de coches robados. Pero, ¿qué tiene que ver Martin Beck? ¿Quién es el exterminador?"

sábado, 10 de diciembre de 2011

"La caída de los gigantes", de Ken Follett


Ken Follett no es un gran escritor, pero hay que reconocerle que sabe contar historias. Las cerca de mil páginas de esta caída de los gigantes se leen aprisa y no dejan mal sabor de boca. Lejos de la historia medieval, el autor se atreve ahora con la saga de los imperios de principios del siglo XX, la primera guerra mundial, la revolución rusa y el auge de los Estados Unidos. Entretenida. Y punto.



jueves, 8 de diciembre de 2011

"Choque de reyes", de George R.R. Martin



Me he enganchado a la saga de Martin, la "Canción de hielo y fuego". Esta segunda entrega, otras 800 páginas, han caído también aprisa. Hay que reconocer que la historia atrapa, y eso que el avance es lento y todas las líneas siguen abiertas. Tal vez no es tan buena como la primera parte. A la pérdida de la novedad se une una trama un poco más farragosa, con exceso de batallitas. Pero en conjunto está muy bien. La tercera parte ya se queda para el año que viene.


"Cuando los reyes chocan… la tierra entera se estremece bajo sus pies.

Tras la muerte del rey Robert, su supuesto hijo Joffrey se proclama sucesor del Trono de Hierro, gobernando con crueldad. Pero no es más que un pelele en manos de su madre, la reina regente Cersei, y de sus consejeros. Tyrion Lannister asume el cargo de Mano del Rey y hace valer sus artes de manipulador para defender al rey Joffrey de sus enemigos… y proteger su vida de los supuestos amigos. Los hermanos del rey fallecido dirigen sus ejércitos en una guerra de sucesión que desangra los Siete Reinos, mientras Robb Stark es proclamado Rey en el Norte. Al mismo tiempo, los exploradores de la Guardia de la Noche, desguarnecidos y abandonados de la mano de dioses antiguos y nuevos, se preparan para afrontar una invasión de proporciones terroríficas.

Choque de reyes, segundo volumen de Canción de hielo y fuego y premio Locus de fantasía 1999, narra con vigor y rara intensidad los terribles acontecimientos que sacuden dramáticamente los Siete Reinos. Martin utiliza el formato de la fantasía y el folletín, deliciosamente subvertidos, y retrata la esencia y las debilidades que guían al ser humano por el sendero del miedo y la destrucción. La traición, el incesto, la rebelión, el ansia de poder y la sed de venganza… todo tiene cabida en un libro tan poderoso e hipnótico como espectacular."




lunes, 5 de diciembre de 2011

"Escupiré sobre vuestra tumba", de Boris Vian



Boris Vian (1920-1959) publicó en 1946, con el pseudónimo de Vernon Sullivan , esta descarnada obra que transcurre en el Sur de los Estados Unidos. Novelista, dramaturgo, poeta, músico de jazz, ingeniero, Vian se ocultó bajo el nombre de Sullivan para publicar varios textos que pretendían ser una denuncia sobre el racismo en la América profunda. Trataba también de ocultar su identidad ante la dureza de los textos, llenos de sexo y violencia, presentándose solo como el traductor.

En la novela, Lee Anderson, nacido de madre mulata pero con un aspecto que le hace pasar por blanco, deja su ciudad después del linchamiento de su hermano provocado por haberse enamorado de una blanca. En su nuevo destino, Lee trabaja en una librería, se une a una banda local de jóvenes en busca de sexo y fiesta, y sobre todo, prepara su venganza en la persona de las dos hijas de una de las personas más ricas del pueblo.

El libro, considerado pornográfico e inmoral, fue prohibido en 1949 y su autor condenado. Aún leído hoy resulta muy duro y violento. No me ha gustado releerlo. Tal vez leí en su día la versión light que Vian o sus editores publicaron después. Además, lejos de ser un alegato contra el racismo, la crueldad de la venganza invierte las simpatías que pudiera despertar el problema, generando un efecto rechazo. Da la sensación de que el verdadero objetivo del autor fuera simplemente provocar.

Al parecer, Boris Vian vendió los derechos de su novela para una adaptación cinematográfica, y aunque inicialmente estuvo encargado del guion, al final quedó fuera del proyecto. Cuando asistía de incógnito al preestreno de la película, falleció de un ataque cardiaco durante la proyección.



viernes, 2 de diciembre de 2011

"El color de la magia", de Terry Pratchett


Había oído hablar de Terry Pratchett. Su obra sería algo así como 'Para acabar de una vez por todas con la literatura de fantasía'. Es decir, una parodia divertida de las series de épica fantástica. Aunque su Mundodisco recuerda inevitablemente (al menos en el nombre), al Mundo Anillo de Niven, su universo de magos, guerreros y dragones se asocia a la infinidad de mundos fantásticos basados en el Dungeons and Dragons que proliferan en los últimos años.

Mundodisco es un mundo plano sostenido por cuatro elefantes impasibles que se apoyan en la espalda de una tortuga gigante, y donde habitan los protagonistas de la novela: Rincewind, un hechicero avaro y torpe expulsado de la Academia; Dosflores, un turista ingenuo que llega al Mundodisco acompañado por su fiero equipaje, que con sus cientos de patitas le sigue a todos lados; feroces guerreros, ladrones, asesinos, la Muerte y muchos, muchos más.

Pero lo curioso es que la parodia va mucho más allá, porque la impresión que uno se lleva es que  Pratchett ha construido su propio universo, y aprovechando el impulso, no deja títere con cabeza, ni en el mundo de la fantasía ni en el mundo real. La saga que empieza con este título, editado en 1983, va ya por más de 30 libros publicados.

"El color de la magia" es un libro muy divertido. Y por 1,95 € difícilmente se puede pedir más. No pretendo seguir leyendo la serie que bastantes compromisos tengo ya, pero no descarto que alguno caiga de vez en cuando.



Mapa del Mundodisco


Dejo un enlace a una reseña más amplia. Y copio de esa reseña uno de los diálogos del libro que a todos nos sonará. Da idea del tono de la obra:


"- ¿Rincewind? – dijo la Muerte, en tonos tan profundos y pesados como puertas de plomo cerrándose en una cavidad subterránea.
– Hummm – respondió Rincewind, intentando apartarse de la mirada sin ojos.
– Pero ¿qué haces tú aquí?
– Hummm… ¿por qué no iba a estar aquí? – se las arreglo para responder Rincewind -. Además, estoy seguro de que tienes mucho que hacer, así que te dejo…
– Me sorprende que hayas tropezado conmigo, Rincewind, porque tengo una cita contigo esta misma noche.
– Oh, no, no…
– Pero, claro, lo jodido del asunto es que esperaba encontrarte en Psephopololis.
– ¡Pero eso está casi a ochocientos kilómetros!
– No hace falta que me lo recuerdes. Ya veo que se me ha vuelto a descuajaringar todo el sistema. Oye, mira, ¿no te importaría…?"

 






miércoles, 30 de noviembre de 2011

"El policía que ríe", de Maj Sjowall y Per Wahloo


Cuarta entrega de la serie Martin Beck. Publicada en Suecia en 1968, refleja perfectamente la evolución de la sociedad sueca y la percepción crítica del matrimonio Sjöwall-Wahlöö. La novela empieza en un Estocolmo inmerso en las protestas antiamericanas por la guerra de Vietnam. Mientras que casi toda lo policía está pendiente de las manifestaciones, una patrulla descubre que alguien ha disparado contra los pasajeros de un autobús, dejando ocho muertos y un herido. Entre las víctimas,  el detective Stenstrom. Beck y su equipo tendrán que investigar si es una casualidad, o el verdadero objetivo de la matanza es disfrazar el asesinato del policía.  Poco a poco, al estilo sueco, minucioso, lento y realista, la constancia y el azar llevarán a la solución del caso.



No resisto la tentación de reproducir el inicio de la novela. La escena de la manifestación no queda tan lejana.

"En la tarde del 13 de noviembre en Estocolmo llovía a cántaros. Martin Beck y Kollberg estaban en casa de este último, situada no muy lejos de la estación de metro de Skärmarbrink, en una de las zonas residenciales del sur, enfrascados en una partida de ajedrez. Ambos libraban, pues los últimos días no había sucedido nada de particular. Martin Beck era un pésimo jugador de ajedrez, pero de todas maneras se obstinaba en jugar. Kollberg tenía una hija de poco más de dos meses. Precisamente esa tarde se veía obligado a ejercer de niñero. Martin Beck, por su parte, no tenía muchas ganas de volver a casa antes de lo estrictamente necesario. El tiempo era horrible. La lluvia caía a rachas, barriendo los tejados de las casas y golpeando con estrépito en los cristales de las ventanas. Las calles estaban en general desiertas, pobladas tan sólo por un pequeño número de personas, que creían tener razones de peso para salir de casa con un tiempo así.

Ante la embajada de Estados Unidos, sita en Strandvägen, y a lo largo de las calles adyacentes, cuatrocientos doce policías se enfrentaban a aproximadamente el doble de manifestantes. Los agentes del orden iban provistos de bombas de gas lacrimógeno, pistolas, látigos, porras de goma, coches, motocicletas, estaciones de onda corta, megáfonos de pilas, perros-policía y caballos alborotados. Los manifestantes no tenían más arma que una misiva y pancartas de cartón, que comenzaban a deslavazarse bajo la lluvia torrencial. Resultaba difícil ver en ellos un grupo unitario, pues había gente de la más variada extracción social: desde colegialas de trece años con vaqueros y trenkas y estudiantes universitarios serios como tumbas, hasta provocadores y pendencieros de oficio, y como mínimo una artista de ochenta y cinco años con boina y paraguas de seda azul. Algún poderoso interés común los había echado a la calle, a despecho de la lluvia y de lo que pudiera sucederles. Por otra parte, el bando policial tampoco reunía precisamente a lo más selecto del cuerpo; había sido formado con gente procedente de todos los distritos, pero cualquier policía que tuviera amistad con un médico o que dominase el arte de escurrir el bulto, se había descolgado de tan desagradable empresa. Quedaban, por tanto, los que sabían lo que hacían y hallaban gusto en ello, y también los que en la jerga profesional se denominaban «gallitos», esto es, novatos sin ninguna experiencia que, por ello mismo, no osaban escaquearse y que tampoco tenían la más remota idea de lo que realmente se traían entre manos los otros, ni menos aún de por qué lo hacían."





Al parecer, en 1973 se rodó en EEUU una película basada en la novela. Dirigida por Stuart Rosenberg, y protagonizada por el gran Walter Matthau, se estrenó en España como "San Francisco ciudad desnuda". No recuerdo haberla visto.



domingo, 27 de noviembre de 2011

"La huella del hereje", de Susana Fortes


Susana Fortes, gallega afincada en Valencia, escribe francamente bien. Sus novelas son entretenidas y creíbles. En su día me gustó su "Quattrocento" ambientado en Florencia. Y ahora, después de una incursión en el mundo del fotógrafo Robert Capa, que tengo pendiente, vuelve a su Galicia natal con un thriller que ha resultado  casi premonitorio. Creo que la novela, que empieza con el encuentro de un cadáver en la catedral de Santiago y la desaparición de un manuscrito, es inmediatamente anterior al robo en esa misma catedral del famoso "Codex Calixtinus".

"El hallazgo del cuerpo sin vida de una joven en el interior de la catedral de Santiago de Compostela cae como un aldabonazo en la ciudad. Al mismo tiempo desaparece de la Biblioteca de la Universidad un manuscrito de Prisciliano, el gran hereje gallego. El subcomisario Lois Castro, viejo conocedor del oficio, se enfrenta a ambos casos con la inesperada colaboración de dos periodistas de raza: Laura Márquez, una joven becaria flacucha, de ojos castaños y con malas pulgas que llega a la ciudad huyendo de sus propios fantasmas y Villamil, un veterano reportero, correoso y medio anarcoide que ha conocido días mejores en la profesión.

Una trama de ritmo creciente en la que se cruzan ecologistas, peregrinos de paso, profesores universitarios, tiburones de las finanzas y curas que hacen sus propias apuestas de salvación en una ciudad levítica donde nada es lo que parece. La huella del hereje es un adictivo thriller que insta al lector a viajar en el tiempo y traslada la atmósfera amenazante y brumosa de la mejor novela negra a las calles inolvidables de Santiago de Compostela."

Parece que la novela negra gallega va tomando cuerpo. Después del Caldas de Domingo Villar, ahora el subcomisario Castro apunta posibilidades. Aunque de momento, me sigo quedando con el primero.

 

jueves, 24 de noviembre de 2011

"Un pedigree", de Patrick Modiano


En 2005, Modiano publica "Un pedigree", a modo de autobiografía para reconciliarse con sus propios demonios. El escritor nace en Boulogne-Billancourt en julio de 1945. Hijo de unos padres que no se ocuparán de él lo suficiente, su principal apoyo será su hermano mayor, Rudy. Pero su hermano muere a los diez años, y esta muerte le marcará para siempre. Tras una etapa difícil, en la que bordeará la delincuencia, acabará dedicándose definitivamente a la literatura al aprobar la selectividad.

"Un pedigree" es un libro seco, lleno de datos y lugares, a veces confuso, pero siempre apasionante. Casi un exorcismo. No es el mejor libro para entrar en la obra del autor, pero es imprescindible para quien ya lo haya descubierto.

Copio de la presentación de la edición española:

"París, octubre de 1942. Un hombre y una mujer se conocen durante la ocupación de la ciudad. Él es un judío de origen toscano, ella una belga que persigue el sueño de convertirse en bailarina. Se casan y tienen dos hijos, uno de los cuales es Patrick Modiano. Durante veinte años viven juntos en un piso del muelle de Conti. A su alrededor, un mundo de personajes extraños: hombres de negocios cuyas tareas son siempre misteriosas, actrices de tres al cuarto dispuestas a cualquier cosa, aman-tes de personajes famosos, alcahuetes y aristócratas decadentes de dudosa sexualidad. Son hombres y mujeres que intentan huir de la guerra y las deportaciones, y tratan de arreglárselas en la difícil existencia de la posguerra. Un universo de rostros con el que Modiano reconstruye un carné de identidad personal. Pero también el cuadro de una época extraña en la que se presiente el desastre. Un texto autobiográfico clave para entender la obra de este extraordinario autor."



Algunos fragmentos del libro:
  
"Je suis né le 30 juillet 1945, à Boulogne-Billancourt, 11 allée Marguerite, d'un juif et d'une Flamande qui s'étaient connus à Paris sous l'Occupation. J'écris juif, en ignorant ce que le mot signifiait vraiment pour mon père et parce qu'il était mentionné, à l'époque, sur les cartes d'identité. Les périodes de haute turbulence provoquent souvent des rencontres hasardeuses, si bien que je ne me suis jamais senti un fils légitime et encore moins un héritier."

"À part mon frère Rudy, sa mort, je crois que rien de tout ce que je rapporterai ici ne me concerne en profondeur. J'écris ces pages comme on rédige un constat ou un curriculum vitae, à titre documentaire et sans doute pour en finir avec une vie qui n'était pas la mienne. (...) Les événements que j'évoquerai jusqu'à ma vingt et unième année, je les ai vécus en transparence - ce procédé qui consiste à faire défiler en arrière-plan des paysages, alors que les acteurs restent immobiles sur un plateau de studio. Je voudrais traduire cette impression que beaucoup d'autres ont ressentie avant moi : tout défilait en transparence et je ne pouvais pas encore vivre ma vie."

 
"Cé soir-là, je m'étais senti léger pour la première fois de ma vie. La menace qui pésait sur moi pendant toutes ces années, me contraignant à être sans cesse sur le qui-vive, s'était dissipée dans l'air de Paris."  


El libro está editado en español por Anagrama, con traducción de María Teresa Gallego.

domingo, 20 de noviembre de 2011

"Concierto barroco", de Alejo Carpentier


 

"De plata los delgados cuchillos, los finos tenedores; de plata los platos donde un árbol de plata labrada en la concavidad de sus platas recogía el jugo de los asados; de plata los platos fruteros, de tres bandejas redondas, coronadas por una granada de plata; de plata los jarros de vino amartillados por los trabajadores de la plata; de plata los platos pescaderos con su pargo de plata hinchado sobre un entrelazamiento de algas; de plata los saleros, de plata los cascanueces, de plata los cubiletes, de plata las cucharillas con adorno de iniciales..."


Otra pequeña maravilla. Un texto imprescindible. De Vivaldi a Louis Amstrong, pasando por Nicolás Guillén. Carpentier publica este texto en 1974, treinta años después del viaje a la semilla. Y en él vuelca su prosa barroca, su inmenso vocabulario, sus enciclopédicos conocimientos musicales y su maravillosa imaginación.

Basada en un hecho histórico real, la composición y estreno en Venecia, en 1773, de una ópera de Vivaldi sobre la figura de Motezuma (sic), Carpentier nos cuenta el viaje a Europa de un indiano y su criado en busca de instrumentos musicales. A partir de aquí, la historia se abre al contraste entre los continentes en un juego permanente en el que se mezcla realidad y ficción, presente y futuro, y en el que Haendel y Scarlatti conviven y opinan sobre Strawinski o Wagner.

Antes de reproducir uno de los fragmentos centrales del libro, no resisto la tentación de copiar este párrafo sobre mi ciudad. Creo que Carpentier visitó Valencia en 1937, en el II Congreso de escritores antifascistas para la defensa de la Cultura.

"Valencia les agradó porque allí volvían a encontrar un ritmo de vida, muy despreocupado de relojes, que les recordaba el 'no hagas mañana lo que puedas dejar para pasado mañana' de sus tierras de atoles y ajiacos."


Reproduzco aquí uno de los fragmentos centrales del libro. Creo que también se puede encontrar completo en la red, en alguna biblioteca virtual.

“¡Ahora!” —aulló Antonio Vivaldi, y todo el mundo arrancó sobre el “Da capo”, con tremebundo impulso, sacando el alma a los violines, oboes, trombones, regales, organillos de palo, violas de gamba, y a cuanto pudiese resonar en la nave, cuyas cristalerías vibraban, en lo alto, como estremecidas por un escándalo del cielo.  
Acorde final. Antonio soltó el arco. Doménico tiró la tapa del teclado. Sacándose del bolsillo un pañuelo de encaje harto liviano para tan ancha frente, el sajón se secó el sudor. Las pupilas del Ospedale prorrumpieron en una enorme carcajada, mientras Montezuma hacía correr las copas de una bebida que había inventado, en gran trasiego de jarras y botellas, mezclando de todo un poco... En tal tónica se estaba, cuando Filomeno reparó en la presencia de un cuadro que vino a iluminar repentinamente un candelabro cambiado de lugar. Había ahí una Eva, tentada por la Serpiente. Pero lo que dominaba en aquella pintura no era la Eva flacuchenta y amarilla —demasiado envuelta en una cabellera inútilmente cuidadosa de un pudor que no existía en tiempos todavía ignorantes de malicias carnales—, sino la Serpiente, corpulenta, listada de verde, de tres vueltas sobre el tronco del Árbol, y que, con enormes ojos colmados de maldad, más parecía ofrecer la manzana a quienes miraban el cuadro que a su víctima, todavía indecisa —y se comprende cuando se piensa en lo que nos costó su aquiescencia— en aceptar la fruta que habría de hacerla parir con el dolor de su vientre. Filomeno se fue acercando lentamente a la imagen, como si temiese que la Serpiente pudiese saltar fuera del marco y, golpeando en una bandeja de bronco sonido, mirando a los presentes como si oficiara en una extraña ceremonia ritual, comenzó a cantar:

— “Mamita, mamita,
ven, ven, ven.
Que me come la culebra,
ven, ven, ven.
—Mírale lo sojo
que parecen candela.
—Mírale lo diente
que parecen filé.
—Mentira, mi negra,
ven, ven, ven.
Son juego é mi tierra,
ven, ven, ven”.

Y haciendo ademán de matar la sierpe del cuadro con un enorme cuchillo de trinchar, gritó:

— “La culebra se murió,
ca-la-ba-són,
Son-són.
Ca-la-ba-són,
Son-són”.
— “Kábala-sum-sum-sum” —coreó Antonio Vivaldi, dando al estribillo, por hábito eclesiástico, una inesperada inflexión de latín salmodiado. “Kábala-sum-sum-sum” — coreó Doménico Scarlatti. “Kábala-sum-sum-sum” —coreó Jorge Federico Haendel. “Kábala-sumsum-sum” —repetían las setenta voces femeninas del Ospedale, entre risas y palmadas. Y, siguiendo al negro que ahora golpeaba la bandeja con una mano de mortero, formaron todos una fila, agarrados por la cintura, moviendo las caderas, en la más descoyuntada farándula que pudiera imaginarse —farándula que ahora guiaba Montezuma, haciendo girar un enorme farol en el palo de un escobillón a compás del sonsonete cien veces repetido. “kábalasum-sum-sum”. Así, en fila danzante y culebreante, uno detrás del otro, dieron varias vueltas a la sala, pasaron a la capilla, dieron tres vueltas al deambulatorio, y siguieron luego por los corredores y pasillos,subiendo escaleras, bajando escaleras, recorrieron las galerías, hasta que se les unieron las monjas custodias, la hermana tornera, las fámulas de cocina, las fregonas, sacadas de sus camas, pronto seguidas por el mayordomo de fábrica, el hortelano, el jardinero, el campanero, el barquero, y hasta la boba del desván que dejaba de ser boba cuando de cantar se trataba —en aquella casa consagrada a la música y artes de tañer, donde, dos días antes, se había dado un gran concierto sacro en honor del Rey de Dinamarca... 
“Ca-laba-són-són-són” —cantaba Filomeno, ritmando cada vez más. “Kábala sum-sum-sum” —respondían el veneciano, el sajón y el napolitano. “Kábala-sum-sum-sum” —repetían los demás, hasta que, rendidos de tanto girar, subir, bajar, entrar, salir, volvieron al ruedo de la orquesta y se dejaron caer, todos, riendo, sobre la alfombra encarnada, en torno a las copas y botellas.



PD: En mi viejo ejemplar de Siglo veintiuno de españa editores, aparece a lápiz una anotación: 150. Pesetas, claro. Menos de un euro. Nostalgia. Pero cualquiera tiempo pasado no fue mejor.