miércoles, 6 de julio de 2011

"Calle de las tiendas oscuras", de Patrick Modiano


Otro libro de Modiano. Ya he dejado constancia en estas páginas de mi descubrimiento de este autor francés. Y en particular de la excelencia de dos de sus novelas: "En el café de la juventud perdida" y "Dora Bruder". Recuperando poco a poco su obra, he leído en estos meses esta "Calle de las Tiendas Oscuras" que le valió el Prix Goncourt en 1978.




Primero un resumen. Atención, contiene spoilers:

Guy Roland es un detective que después de la retirada de su jefe, el barón Constantin von Hutte, decide partir a la búsqueda de su propia identidad que perdió después de un accidente misterioso que le ha dejado amnésico desde hace más de 15 años. Sin memoria, remontando las escasas pistas de su pasado que parece detenerse en la Segunda Guerra Mundial, descubrirá que su verdadero nombre es Jimmy Pedro Stern, un judío griego de Salónica que vivía en París bajo un nombre falso, Pedro McEvoy, trabajando para la delegación de la República Dominicana. Descubrirá también que junto a un grupo de amigos, decidieron huir de París hacia Suiza, escapando a través de Mégève, en plenos Alpes, donde se produjo el accidente. Y finalmente, después de una complicada  búsqueda que le llevará a la Polinesia francesa al encuentro de sus amigos, descubrirá que el último hilo que le ata a su pasado es una dirección en Roma, el número 2 de la Calle de las Tiendas Oscuras, en el gheto judío de Roma, una dirección que habría ocupado en los años 30.


Como puede verse, Modiano vuelve a sus temas favoritos, la búsqueda de la identidad, la memoria o su ausencia, y el tiempo de la ocupación en Francia y su sistemática negación. Y el paisaje permanente de los cafés de París:

"No soy nada. Sólo una silueta clara, aquella noche, en la terraza de un café".





Construida como una novela detectivesca, es realmente la historia de una búsqueda personal, de una autoconstrucción, de la necesidad de la búsqueda y a la vez, de la aceptación de las pocas certidumbres del pasado y de la fragilidad del recuerdo:

Una niña vuelve de la playa, al anochecer, con su madre. Llora por nada, porque habría querido seguir jugando. Se aleja. Ya ha doblado la esquina de la calle. ¿Y acaso no se esfuman en el crepúsculo nuestras vidas con la misma rapidez que ese disgusto infantil?.”

 


Para acabar, no puedo dejar de hacer referencia a la propia calle del título, que por supuesto, existe. ¿A qué no hay nombres de calles y rótulos más bonitos en ninguna parte del mundo que los de las calles de Roma?.




Links: A la página en francés de la Red Modiano con varios recursos sobre esta novela:


4 comentarios:

Elena Rius dijo...

Modiano es un autor que tengo pendiente descubrir. Todo el mundo me habla maravillas de él. Me encanta el tíulo de esta novela; cuando hace un par de años estuve en Roma, vivía muy cerca de esa calle y pasaba por ella a menudo: siempre me pareció un nombre muy literario.

Golem dijo...

Vale la pena leer a Modiano. Pero como primera lectura, si te decides,te recomiendo empezar por alguna de las otras de las que he hablado: "Dora Bruder" o "En el café dela juventud perdida".

Saludos

lammermoor dijo...

No lo conocía pero tomo buena nota de él. En cuanto a las placas de las calles efectivamente no he visto otras más bonitas que las romanas.

Golem dijo...

Lammermoor:

A mi me gusta mucho como escribe, y en particular, su visión de otro París, más cotidiano, más sencillo, menos soberbio.

Saludos