Como es tradicional el pasado 6 de Enero, en la noche del día de Reyes, se concedió el Premio Nadal de 2011. Este año le ha correspondido a la escritora Alicia Jiménez Barttlett de quien tengo pendiente toda su saga de Petra Delicado y de la que me han hablado francamente bien. La novela, titulada “Donde nadie te encuentre”, narra la historia real de una maquis, en la línea de aproximación a la historia de la guerra civil que por ejemplo está también iniciando Almudena Grandes en su último libro. (A veces tengo la sensación de que estamos demasiado obsesionados con la guerra civil y que no hay escritor que no quiera dejar su punto de vista o su libro sobre ese episodio.)
Cuento lo del Nadal porque, aunque con un año de retraso, he leído la novela que ganó la edición anterior, “Lo que esconde tu nombre”, de Clara Sánchez. Es una novela que me llamó la atención desde el principio, porque el tema me resultaba tremendamente atractivo. Copio el resumen de la presentación oficial:
“Sandra ha decidido retirarse a un pueblo de la costa levantina: ha dejado el trabajo y, embarazada, pasa los días intentando aplazar la decisión de qué hacer con su vida. En la playa conoce a un matrimonio de octogenarios noruegos que parecen la solución a los problemas de Sandra.
Julián, un anciano que acaba de llegar de Argentina, superviviente del campo de exterminio de Mauthausen, sigue paso a paso las idas y venidas de los noruegos. Un día Julián aborda a Sandra y le revela detalles de un pasado que a Sandra sólo le suenan por alguna película o algún documental: horrores en blanco y negro que no tienen nada que ver con ella. Aunque el relato de Julián le parece a Sandra descabellado, empezará a mirar de una forma nueva a los amigos, las palabras y los silencios de la pareja de ancianos, sin darse cuenta de que el fin de su inocencia está poniendo su vida en peligro.”
Mi interés era doble. Por un lado, siempre se ha hablado de la presencia de antiguos nazis en la costa española y una novela que abordara el tema resultaba muy interesante. Por otro, hace algo más de un año, tuve la oportunidad de visitar con mi mujer y mis hijos, el campo de Mauthausen y fue una de las experiencias más duras e impresionantes que he vivido. En pocos sitios como estos se percibe de una forma tan clara, tan evidente, tan cercana, la presencia del mal en estado puro.
La novela me ha producido una sensación agridulce. Por un lado, la trama mantiene el interés todo el tiempo y se sigue la lectura con rapidez, con el interés de ver como avanzan los acontecimientos y cual será el final. En ese sentido, la autora maneja bien el suspense y la tensión. Sin embargo, en otros momentos la trama parece bastante increíble, inverosímil, y eso le hace perder fuerza. Creo que se le podría haber sacado más partido al tema. Además, la propia escritura resulta a veces repetitiva y perjudica al ritmo de la historia.
En cualquier caso, merece la pena leerla. El esfuerzo de la autora por abordar una temática poco abordada en España es importante y los resultados, pese a que pudieran ser mejorables, son francamente buenos. Insisto en que me si me ha defraudado un poco, tal vez es porque esperaba mucho, más de lo habitual.
A lo mejor una de las causas es precisamente lo difícil del tema. Ayer, en el Babelia se publicaba un fragmento de los diarios de Ricardo Piglia. En una de las entradas, el escritor argentino hacía referencia precisamente a la dificultad de escribir sobre los campos de exterminio y reproducía un cita de Bertolt Brecht:
"Los acontecimientos en Auschwitz, en el ghetto de Varsovia y en Buchenwald no admiten indudablemente descripción alguna en forma literaria. En efecto, la literatura no está preparada para semejantes acontecimientos, no ha desarrollado medio alguno para ellos".
Brecht escribía en 1948. Desde entonces muchos autores se han acercado al tema con mayor o menor fortuna. Por ejemplo, si no habéis leído a Jorge Semprún os lo recomiendo sinceramente, en particular “La escritura y la vida”.
Pero el tema siempre es difícil. Precisamente por eso creo que vale la pena recomendar esta novela, pese a que aún podría haber sido mejor.
Links:
A una entrevista con la autora, donde manifiesta haber recibido incluso amenazas después de la publicación del libro:
A la página web de Clara Sánchez:
http://www.clarasanchez.com/
A la página de la Wikipedia sobre Mauthausen:
http://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentraci%C3%B3n_de_Mauthausen-Gusen
Y al final, un vídeo con la maravillosa música de John Williams para "La lista de Schindler":
6 comentarios:
Magnífica tu reseña Fab.
Un saludo.
Tengo sentimientos encontrados con este libro, no se si lo leere porque no me acaba de seducir lo suficiente, si lo hago vuelvo y te cuento
A mí tampoco me atrae mucho. Ya veremos... Un abrazo, querido amigo.
Interesante el tema y su planteamiento. Además de la dificultad que explicas, está la abundancia de material al efecto y el riesgo de banalización. Yo pretendía haber abandonado el tema nazi y el del exterminio judío y me lo encontré en forma de parábola (no sé si la expresión es correcta) en el informe de Brodeck una excelente novela de Philipe Claudel. Me sigue intrigando la presencia del mal, de la maldad humana, su origen, sus mecanismos, sus manifestaciones. Un saludo.
A mí la novela no me acabó de gustar, pero no por la trama, que es, desde luego, interesante y cogida en general con pinzas.
Pero la novela me pareció en muchos momentos increíble, es decir, no conseguía meterme en la piel ni de la protagonista femenina ni del masculino. Me gustaba leer sobre sitios donde suelo estar en verano, me gustaba la recreación del ambiente, la misma escritura está bien, pero...no sé, las reacciones tanto de él como de ella no me parecían verosímiles. Es una opinión, claro. escribí una reseña en un blog que se ha perdido, asi que no puedo citarla, pero más o menos, recordaba "La semilla del diablo" y algo así.
De este libro me gustó la forma de la narración, el ir intercalando el relato de Julián y el de Sandra, le da ritmo a la historia. También la importancia del tema tratado.
Pero no me gustó el desenlace, me pareció poco creible.
Un abrazo
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