Arturo Pérez-Reverte vuelve con otro Alatriste, y nada menos que en mi querida Venecia. Me ha durado un suspiro. Vuelve el mejor Pérez-Reverte, el que para mi gusto se extravió un poco en "El asedio". Un maestro del lenguaje y un excelente narrador. Qué mejor que citar a Francisco Rico cuando califica al autor y al personaje de "clásico" por muchas y varias razones en un artículo magnífico que enlazo al final de esta nota. Vuelve Alatriste más alatriste que nunca, y con él su toda su corte celestial: Quevedo, Malatesta, Copons, el moro Gurriato y muchos mas, y por supuesto, el joven Iñigo Balboa.
Pasando por Roma, Nápoles y Milán, la novela narra la historia de una conjura organizada por la corona española para asesinar al dogo durante la misa del gallo, tomar los centros neurálgicos de la ciudad (el Arsenal y el Palacio Ducal entre otros), e instaurar en el gobierno de la República veneciana a un nuevo poder más favorable a sus intereses. Y en esa conjura, Alatriste y sus amigos jugarán un papel crucial, en una misión llena de sorpresas y giros inesperados.
Magníficamente ambientada y maravillosamente escrita. Con un dominio del lenguaje excepcional y una inmensa amplitud de vocabulario, aspecto éste cada vez menos frecuente en la literatura española. Puedo afirmar, lo que para mí constituye todo un mérito, que Pérez-Reverte es de los pocos autores que leo con un diccionario a mano, aprendiendo.
Podría seleccionar muchos párrafos, pero casi que prefiero enlazar con el Dossier de presentación del libro que se aloja en la página oficial del autor, en el que se pueden encontrar muchos materiales sobre el libro, incluyendo el inicio y algunas frases:
Y este es el enlace con el artículo de Francisco Rico:
Aunque al final, no puedo por menos que copiar un fragmento:
"Como español, yo tenía perfecto conocimiento de que aquella república corrupta, hecha en el agua por gente embustera de la que huyó la tierra, era nariz de las naciones y albañal de las monarquías: un mal tolerado por los turcos por hacer daño a los cristianos, y por los cristianos para hacer daño a los turcos; con los venecianos, que no eran turcos ni cristianos sino de la estirpe de Pilatos, tolerados por la Providencia para castigar a unos y otros con su entremetimiento y sus vilezas. Sabía todo eso, como digo; y también que si Dios hubiese amanecido cuerdo una mañana, habría borrado esa isla de la faz del mar y de la tierra. Pero no podía menos que fascinarme, a mi pesar, aquel portento de riqueza infinita, contornos alegres y mucha abundancia, donde todo podía encontrarse; pues lo mismo te cruzabas con un corpulento dálmata que con un esclavo etíope o un severo embajador oriental de capa y turbante. Iba así por la calle, como digo, aunque atento al capitán Alatriste, sin dejar de admirar las tiendas que cerraban o encendían luces dentro, los vidrios de magníficos colores, las especias y olores penetrantes pese al frío, la multitud que a esa hora discurría por los puentes, los señores que paseaban arrogantes con sombreros guarnecidos de piel, cadenas de oro de herradura y capas venecianas sobre los hombros, precedidos por criados con antorchas listas para ser encendidas en cuanto hiciese noche del todo. Y las damas de buena familia, o que lo aparentaban, forradas de martas bajo los zendaletos de seda blanca con que se cubrían la cabeza; pues la mantelina negra se dejaba esos días para mujeres de menos respeto ...."
1 comentario:
Qué difícil resulta comprender que gente que gasta tiempo en leer libros, sienta tanta admiración por obras como ésta que son sólo humo y además tóxico.
Quien realmente quiera conocer la Historia de España debería huir de libros y autores como estos.
Tan sólo dos recomendaciones: "La sombra roja" en http://lacoleccionreding.wordpress.com de 18-10-2011 y una crítica a fondo de "El puente de los asesinos" en http://lanovelaantihistorica.wordpress.com
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