martes, 27 de septiembre de 2011

"Vie de Joseph Roulin", de Pierre Michon



Otra de las pequeñas joyas del autor francés. Es muy probable que no os suene de nada el nombre de Joseph Roulin. Pero si véis el retrato de abajo, uno de los cuatro o cinco que le hizo su amigo Vincent, su figura empieza a tomar forma.




Sabemos poco de Roulin. "Sabemos, por ejemplo, que la administración de Correos lo trasladó, a finales de 1888, de Arles a Marsella, y si se trató de un ascenso por su entregada labor o de una penalización por sus cogorzas, es cosa que no consta; sabemos a ciencia cierta que vio por última vez a Vincent en el hospital de Arles en febrero del siguiente año, a Vincent, al que también iban a trasladar, a poco, de aquel manicomio al del Saint-Rémy, antes de la mudanza de envergadura a Auvers, donde pereció en julio de 1890. No sabemos qué fue lo último que se dijeron. Lo poco que acerca de ello escribió Van Gogh, deja claro que el otro era alcohólico y republicano, es decir, que decía de sí mismo que era republicano y creía serlo, y era alcohólico, con una profesión de ateísmo que el ajenjo enardecía; que era destemplado en el hablar y muy buenazo, y de eso da fe su fraternal conducta para con el desventurado pintor."

Sabemos que el cartero Roulin y el holandés de pelo rojo, el atormentado y pobre y genial Van Gogh, tuvieron una gran amistad y que como resultado de ella, Vincent pintó varios retratos del cartero y de su familia, cuadros que tuvo la familia en su casa durante muchos años sin saber el valor que empezaban a tener, al igual que no lo supo nunca el pintor, atrapado en la miseria y en la locura.

"A uno le adjudicó Correos ese destino, de forma arbitraria o atendiendo a sus deseos; el otro fue allí porque había leído libros; porque aquello era el Sur, donde creía que el dinero escaseaba menos, las mujeres eran más clementes, y los cielos, extremosos y japoneses. Porque iba huyendo. Unas cuantas casualidades los hicieron arribar a ambos a la ciudad de Arles, en 1888. Aquellos dos hombres tan dispares se agradaron; cuando menos, el aspecto de uno ellos, del de más edad, agradó al otro lo suficiente para que lo pintase cuatro o cinco veces."

Sabemos que al igual que el pintor, Michon construye, con su prosa densa y precisa, en apenas setenta páginas, otro retrato del cartero, otra de sus vidas minúsculas. Y de paso, reflexiona sobre el arte y sobre el genio, sobre la amistad y la locura. Una miniatura del autor francés, otra pequeña obra maestra.


« Qui dira ce qui est beau et en raison de cela parmi les hommes vaut cher ou ne vaut rien ? Est-ce que ce sont nos yeux, qui sont les mêmes, ceux de Vincent, du facteur et les miens ? »

"¿Quién decidirá qué cosas son hermosas y por ello valen mucho entre los hombres o no valen nada? ¿Lo deciden acaso nuestros ojos, que son iguales, los de Vincent, los del cartero y los míos? ¿Lo deciden acaso nuestros corazones, a los que una nadería seduce, a los que una nadería repele? ¿Lo decides tú, joven que estás sentado en casa de Antoine Vollard, que has dejado a tu lado el sombrero y, con fogosa animación, hablas de pintura con mujeres muy bonitas? ¿O lo decidís vosotros, lienzos encaramados en Manhattan, mercancías cuyas fantasiosas manías teofánicas son regocijo para los dólares y, por ello, os aproximáis sin duda también un poco a Dios? (......) O tú, quizá, Viejo Capitán tocado de azul celeste que estás mirando un bulto pequeño, color azul de Prusia, caído en un camino; lo decidís vosotros, animales blancos, sabios y mudos, cuyo volumen concreto se palpa lejos de aquí, en la calle de Les Récollettes, que sabéis con precisión cuánto valen tres francos; lo decidís vosotros, cuervos que voláis sobre todo ello y que nadie puede comprar, que nadie puede utilizar, que no habláis, de quienes nadie se nutre salvo en las más tremendas carestías, a los que ni siquiera Fouquier querría en su sombrero, queridos cuervos a los que el Señor dio alas de un negro mate, un grito quebrado, un vuelo de piedra y, por boca de Linneo, servidor suyo, el nombre imperial de Corvus corax. Lo decidís vosotros, caminos. Tejos que morís como hombres. Y tú, sol."



PD:  En la primera edición de esta nota escribí que "Vie de Joseph Roulin" no estaba publicada en español. JohannChristianBach me corrige. "Vida de Joseph Roulin" está publicado en España en Anagrama, dentro del volumen "Señores y sirvientes". La traducción es de Maria Teresa Gallego.

2 comentarios:

JohannChristianBach dijo...

Ese libro de Michon está en Anagrama, dentro del tomo Señores y sirvientes.
Y la traducción de internet será anónima porque será pirateada y no habrán puesto el nombre de la traductora. Pero no es anónima.
Se puede consultar en la página web de Anagrama. Y en el artículo de wikipedia sobre Michon.
En este momento todo Michon está ya en castellano. La mayor parte en Anagrama. Y dos cosas en Alfabia.
Lo último que faltaba por traducir aparecerá dentro de poco en Anagrama.

Golem dijo...

JohannChristianBach:

Tiene usted razón y por tanto me disculpo y lo corrijo. Efectivamente, según veo en la red, "Vie de Joseph Roulin" está publicado en "Señores y sirvientes" junto con "El rey del bosque". La traducción es de Maria Teresa Gallego Urrutia.

En la edición original francesa "Maîtres et serviteurs" es un libro independiente, así que al no aparecer en el título español otra referencia da lugar a confusión.

En cualquier caso este blog solo pretende dar cuenta de mis memorias de lectura, compartirlas y animar a leer a algunos autores que, como Michon, no tienen la difusión que se merecen. Por ello, lamento que en ocasiones pueda contener errores que despisten a los lectores.

Saludos.