domingo, 6 de marzo de 2011

"El manuscrito de nieve", de Luis García Jambrina



Ahora sí. Después de "El manuscrito de piedra" le toca el turno al manuscrito de nieve. Hay continuidad en los personajes, en especial en el protagonista, Fernando de Rojas, que tendrá que investigar esta vez los asesinatos de varios estudiantes. Pero sobre todo hay continuidad en los escenarios, en la presencia de la Salamanca clásica de finales del siglo XV como verdadera protagonista, pues no es sino en su historia donde el bachiller encontrará las razones enterradas de los asesinatos y donde tendrá que profundizar para evitar una nueva guerra entre bandos.

La novela vuelve a estar muy bien construida y muy bien resuelta. Incluso diría que mejor que la anterior, menos fantasiosa. Y el autor vuelve también a jugar con los personajes literarios, incluyendo esta vez a un joven Lázaro de Tormes, que desempeña un papel crucial en toda la historia. Juegan también su papel personajes históricos como la reina Isabel la Católica a quien el autor dibuja con un perfil mucho mas humano del habitual o Luisa (Lucía) de Medrano que tal vez fué la primera mujer profesora de Universidad de Europa. Tanbién Beatriz Galindo, preceptora de la reina o el arzobispo de Santiago, Alonso de Fonseca.

Pero por encima de todo, creo que vale la pena resaltar lo bien escrito que está el libro. Valga como muestra el arranque:

"Salamanca, 3 de febrero de 1498

Cuando caía la noche, Salamanca se transformaba en una ciudad muy distinta. No es que sus calles se despoblaran, como ocurría en otros lugares, para dar paso al silencio y a la oscuridad. Se trataba más bien de un cambio de caras, usos y costumbres. Poco a poco, aquellos ciudadanos que las ocupaban durante el día iban siendo sustituidos por otros más habituados a moverse entre las sombras; de modo que, a esas horas, lo habitual era cruzarse con bandadas de estudiantes camino de tabernas y garitos; con rufianes, jaques y prostitutas a la caza de clientes, a pesar de la prohibición de ejercer su oficio fuera de la Casa de la Mancebía; con ladrones, murcios y maleantes al acecho de posibles víctimas sobre las que dejarse caer; con mendigos, rotos y vagabundos en busca de refugio para pasar la noche; con amantes apresurados para no llegar tarde a la cita con sus impacientes amadas; y, cómo no, con grupos de embozados, bravucones y matasietes necesitados de pendencia y de sangre."


No sé si el bachiller Fernando de Rojas volverá a protagonizar nuevas aventuras. Pero si es de desear que el autor no tarde mucho en regalarnos nuevas andanzas de esa España que tan bien conoce.

Y para acabar, me parece oportuno traer aquí las palabras del inicio del Lazarillo, que bien podrían ser puestas en la portada de este cuaderno de lectura:

"Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite. Y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena"

1 comentario:

Carmina dijo...

Pues tenía muchas ganas de leer este libro, y la verdad es que no sabía que era el segundo en una serie, así que mirare de conseguir antes el manuscricro de las piedras... una reseña estupenda como siempre