sábado, 6 de noviembre de 2010

"Jakob von Gunten", de Robert Walser


No hubiera leído el “Jakob von Gunten” de Robert Walser de no haber sido por la recomendación permanente de Vila-Matas. En un vídeo que reproduzco después, el escritor catalán, no sin ironía, afirma que el personaje que le hubiera gustado ser es el protagonista de esta novela, Jakob von Gunten, al servicio de ustedes. No os perdáis el enlace a ese vídeo. Explica el libro mucho mejor que yo.

Walser era un desconocido para mí. Nacido en Biel (Suiza) en 1878, en la frontera lingüística franco-alemana, es autor de una obra no muy extensa pero absolutamente peculiar. Sus obras más conocidas, además de la que hoy hablamos, son Los hermanos Tanner, El ayudante, El bandido, La rosa y El paseo, todas ellas escritas entre 1907 y 1925. Desde 1925, Walser escribe también de forma peculiar, siempre a lápiz, lo que se conocen como Microgramas. Sólo años más tarde se descubrirá que estos minúsculos signos son descifrables y acabarán siendo publicados de forma póstuma. En el año 29, Walser entra voluntariamente en la clínica psiquiátrica de la Waldau, en Berna, donde seguirá escribiendo, hasta que en 1933, transferido contra su voluntad a la clínica de Herisau, cesará toda actividad literaria. En esa clínica permanecerá hasta que el día de Navidad de 1956, dejando la clínica para un paseo por la nieve, caminará sin rumbo hasta el agotamiento y la muerte.




La obra de Walser es peculiar. Tiene que ser inscrita en los movimientos literarios y artísticos que sacuden Centroeuropa en las primeras décadas del siglo XX, y constituye un precedente claro de autores como Robert Musil o Franz Kafka, el cual por cierto fue un admirador reconocido de su obra. Jacob von Gunten es una narración en primera persona de la estancia del protagonista en el Instituto Benjamenta, centro educativo dedicado a formar a los individuos para que se conviertan en seres sociales, perfectamente útiles y a la vez perfectamente inútiles, hombres sin atributos. La novela empieza así, marcando lo que es el tono general de todo el libro:

Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada; es decir, que el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada. La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito.


Con una prosa muy densa, en la que cada frase es digna de reflexión, la novela avanza presentándonos a los distintos personajes del centro, como el director Herr Benjamenta, su hermana y maestra Fräulein Benjamenta y los otros alumnos, en especial su querido y odiado Kraus, en una sucesión de hechos, pensamientos, sueños y visitas al exterior que crean un clima muy especial.

La novela es absolutamente inclasificable y no deja indiferente. O se deja en las primeras páginas, o se lee con lentitud para disfrutarla en profundidad. Constituye un antecedente claro del universo kafkiano, al introducir de una forma absolutamente realista situaciones que devienen absurdas aunque nunca del todo, en un límite fronterizo que claramente quiere poner de manifiesto la irrealidad de lo cotidiano, lo absurdo de lo que todos aceptamos como normal. Y es además una reflexión dura sobre la socialización del individuo y sobre el papel de la educación.




Uno de los fragmentos que me parece especialmente revelador del libro es el momento en que Jacob von Gunten debe escribir su currículum vitae para que pueda ser entregado en su día para la obtención de un empleo, aparente objetivo final de la presencia en el Benjamenta. Este es el resultado:


"Curriculum.

El que suscribe, Jakob von Gunten, hijo de buena familia, nacido el día tal del año tal, educado en tal y tal lugar, ha ingresado como alumno en el Instituto Benjamenta a fin de adquirir los escasos conocimientos necesarios para entrar al servicio de alguien. El infrascrito no espera absolutamente nada de la vida. Desea ser tratado con severidad para saber qué significa tener que dominarse. Jakob von Gunten no hace grandes promesas, pero se propone comportarse de manera honesta y encomiable. Los von Gunten son un antiguo linaje. En otros tiempos fueron guerreros, pero al menguar su belicosidad se han convertido, hoy día, en altos consejeros y comerciantes. Y el último retoño de la estirpe, objeto del presente informe, ha decidido repudiar por completo cualquier tradición envirotada. Quiere ser educado por la vida y no por principios hereditarios o aristocráticos. Sin duda es orgulloso, ya que le es imposible renegar de su naturaleza innata, pero por orgullo entiende algo totalmente nuevo, algo que corresponde, en cierto modo, a la época en que vive. Confía en ser moderno y de alguna manera apto para prestar servicios, además de no demasiado tonto e inútil; pero miente, pues no sólo confía, sino que lo afirma y sabe. De carácter rebelde, en él perviven todavía ciertos rasgos del espíritu, indomable de sus antepasados; sin embargo, pide ser reconvenido si da muestras de obstinación, y si esto no surtiera efecto, ser castigado, pues cree que entonces sí resultaría. Sea como fuere, ya sabrán cómo tratarlo. El infrascrito cree poder adaptarse a cualquier situación, por eso le es indiferente lo que se le ordene hacer; está firmemente convencido de que cualquier trabajo hecho con cuidado le supondrá más honor que llevar una vida ociosa y angustiada junto a la estufa de su casa. Un von Gunten no puede permanecer junto a la estufa. Si los abuelos del que respetuosamente suscribe ciñeron la espada de caballeros, su descendiente prolonga la tradición al desear con toda el alma hacerse útil de algún modo. Su modestia no conoce límites cuando halagan su valor, y su celo por servir iguala a su ambición, que le ordena despreciar cualquier sentimiento de honor molesto y pernicioso. En su casa, el infrascrito ha vapuleado a su profesor de historia, el respetable doctor Merz, infamia de la cual se arrepiente. En la actualidad aspira a vencer el orgullo y la arrogancia que aún lo animan parcialmente, arrojándolos contra el inexorable roquedal de un trabajo duro. Es parco en palabras y jamás divulgará las confidencias que se le hagan. No cree en un reino de los cielos ni tampoco en un infierno. La satisfacción de quien lo emplee será su paraíso, y la triste reacción contraria, su infierno aniquilador; pero está convencido de que no habrá quejas contra él ni contra sus servicios. Esta firme certidumbre le da valor para ser lo que es.

JAKOB VON GUNTEN"


Sencillamente genial. Y absolutamente moderno.



Enlaces: Al vídeo de Vila-Matas:

Vila-Matas , al servicio de ustedes

3 comentarios:

Susana Peiró dijo...

Los buenos oficios de Vilas-Matas…
Walser es aún un desconocido para mí, pero después de tu reseña, esa forma suya de escribir, la propia historia de vida tan peculiar y la presentación de Von Gunten, la propuesta luce muy interesante!
Voy al video!
Mi Abrazo y Agradecimiento Amigo!

Isabel Barceló Chico dijo...

Hace unos años se publicó en Babelia un reportaje interesantísimo sobre este autor, su obra y su vida. Me impresionó profundamente. No sé si se podrá encontrar en los archivos del periódico.
Un abrazo muy fuerte.

Bartleby dijo...

Hace tiempo que tengo ganas de leer este libro. Lo conocí, como tú, a través de Vila-Matas.

Y también me llamó la atención la forma de morir de Walser.

Tu reseña me confirma que será una lectura interesante. Un saludo.