viernes, 19 de noviembre de 2010

"Nueve dragones", de Michael Connelly



Hay autores que construyen sus novelas, aún repitiendo a veces personajes, sin apenas interrelación entre unas y otras. Hay otros, por el contrario, que van construyendo un mundo poco a poco, en el que los personajes crecen, tienen hijos, a veces mueren, pasan de unas novelas a otras, van componiendo en suma, el retrato de la vida. Entonces, aunque cada novela se pueda leer de forma completamente autónoma, es preferible leer las novelas de forma correlativa, pues de lo contrario se pierden matices, detalles, guiños. Sin duda, Connelly es uno de esos autores y va componiendo libro a libro un gran fresco de Los Angeles a partir de algunos personajes centrales, en particular el detective Harry Bosch.

“Nueve dragones” es la catorce entrega de la serie Bosch y es un nuevo paso, especialmente relevante, en la construcción de esa historia personal. Nos volvemos a encontrar con la ex mujer del detective y con su hija, que cobrará en este caso un protagonismo especial. Bosch se verá obligado a abandonar su ciudad para conducirnos, en un viaje precipitado y brutal por Hong Kong en busca de su hija secuestrada.

Copio la síntesis de la novela de la contraportada: “Harry Bosch y su compañero Ignacio Ferras investigan el asesinato del señor Li, anciano propietario de Fortune Liquors, una tienda china de licores de Los Ángeles. Las cámaras de seguridad del local invalidan la teoría de atraco y dejan la puerta abierta a que el crimen esté relacionado con una posible extorsión por parte de la mafia china. Bosch, en deuda con Li desde que éste le ayudara durante los disturbios raciales de la ciudad, promete a sus hijos que encontrará al asesino de su padre.

En plena investigación, Bosch recibe la noticia de la desaparición de su hija Maddie. La adolescente vive con su madre, Eleanor Wish —la ex agente del FBI que fuera pareja del investigador—, en Hong Kong. Bosch se teme lo peor: cree que el secuestro podría estar vinculado con el asesinato de Li, por lo que decide marcharse a la ciudad asiática en un intento desesperado por hallar a su hija.”


La novela es trepidante, rapidísima. Imposible dejarla una vez empezada y más aún después del secuestro. Está bien resuelta, mejor que las dos entregas anteriores “El observatorio” y “El veredicto”, que me dejaron un sabor de boca agridulce. Sin embargo, y partiendo de que considero a Connelly uno de los mejores autores de novela negra actuales, y ya he dicho alguna vez que digno heredero de la mejor tradición clásica americana, tengo la impresión de que sus últimos libros están perdiendo algo de nivel. Las tramas son más sencillas, más lineales. Algunas situaciones se resuelven demasiado deprisa. Hay mucho, mucho oficio, pero falta algo de cariño. Me vuelven a faltar páginas. Insisto en que la novela es magnífica, pero a lo mejor por eso, se queda un poco corta. En cualquier caso, absolutamente recomendable para los seguidores del género. Y a esperar que se publiquen pronto en España las dos novelas de Connelly pendientes, "The Scarecrow" sin Bosch pero recuperando otros personajes anteriores, y "The Reversal", de nuevo con Bosch.



1 comentario:

Elena Rius dijo...

Como fiel seguidora de Connelly, coincido contigo en que a sus últimos libros les falta un poco de sustancia. Echo de menos el desgarro de "El eco negro" o de "Ciudad de huesos". Aún así, me parece que sigue siendo uno de los valores más sólidos de la novela negra actual (comentar de paso que estoy hasta el gorro de suecos).