jueves, 14 de junio de 2012

"Con el agua al cuello", de Petros Márkaris



Para acabar con Márkaris por ahora, porque desgraciadamente no hay mas libros publicados en español por el momento. Siguiendo con ese estilo tan personal en el que lo familiar avanza lentamente y en cambio, la historia va a su ritmo, el Comisario Karitos llega a la vez a la boda de su hija y a la crisis económica griega. En ese contexto transcurre una novela en la que aparecen varios cadáveres de personajes con fuertes implicaciones económicas, aunque al final nada es lo que parece. "Con el agua al cuello" en la traducción española o algo así como "Créditos vencidos" en el título original.

"Un caluroso domingo del verano de 2010, el comisario Jaritos asiste a la boda de su hija Katerina, esta vez por la Iglesia y con fanfarria musical. Al día siguiente, poco después de llegar a Jefatura, le informan del asesinato de Nikitas Zisimópulos, antiguo director de banco, degollado con un arma cortante. El macabro homicidio coincide con una campaña que alguien, amparándose en el anonimato, ha emprendido contra los bancos, animando a los ciudadanos a que boicoteen a las entidades financieras y no paguen sus deudas e hipotecas. Lo cierto es que Grecia, al borde de la bancarrota, pasa por un momento muy crítico, y la población no duda en salir a la calle para quejarse de los recortes en sueldos y pensiones. Para colmo, Stazakos, el jefe de la Brigada Antiterrorista, sostiene que el asesinato de Zisimópulos podría ser obra de terroristas. Jaritos, en desacuerdo con esa hipótesis, tendrá que apañárselas con sus dos ayudantes para enfrentarse a un asesino cuyos crímenes apenas acaban de empezar."

Si tengo que decir la verdad, no es la novela que mas me ha gustado de la serie, porque tal vez esperaba más todavía. Junto a algunas reflexiones muy divertidas y acertadas, la parte de investigación criminal de base financiera pone de manifiesto bastantes debilidades y desconocimientos. Pero en el fondo da igual. Hay que leerla. Se entiende mejor la situación griega y también la española. Y además, resulta muy divertida, en particular estos días de Eurocopa. Da la casualidad de que la novela transcurre en pleno Mundial de fútbol, dando paso a algunos fragmentos inolvidables. No resisto la tentación, aún a riesgo de infringir alguna ley, de copiar dos textos, que me parecen geniales, y que dan idea de la solidaridad profunda de los griegos con los españoles, de la que deberíamos aprender .

El primero, de antes de la final:

"—¿Qué pasa, chicos?
—Nada, hablamos de lo de esta noche —explica Dermitzakis.

—¿Qué pasa esta noche? —En mi mente ha quedado registrado que Katerina y Fanis
vienen a cenar. El Mundial se me ha borrado por completo.
Los tres me miran atónitos.

—Se juega la final del Mundial, señor comisario —me recuerda Kula.

—Y, por supuesto, todos apoyamos a España —interviene Vlasópulos, en la cuerda de
Fanis.

—¿Por qué?

—No queremos que el Fondo Monetario Internacional gane el Mundial, señor comisario
—se apasiona Kula—. Nos lo han quitado todo; no se quedarán también con el Mundial.
—Puede que nos lo hayan quitado todo, pero son los únicos que nos sueltan un poco
de pasta ahora que nos han cerrado todos los grifos.
—Se lo explicaré para que lo entienda, señor comisario —dice Vlasópulos, que lleva
más tiempo a mi servicio y sabe que las finanzas no son lo mío—. Esto es como los
informadores de la policía. Te pasan la información pero nunca te caen bien. Lo mismo
ocurre con el Fondo Monetario. Ni aunque te pase dinero lo tragas. Así de sencillo."


Y el segundo, inolvidable Iniesta:

"—¡Gooooool! —gritan Fanis y Katerina levantándose de un salto.
—¡Andrés, eres un dios! —vocifera mi hija.
—Uno es un santo y el otro es dios. Que la Virgen nos ampare —dice Adrianí—. Oye,¿por qué no juega al fútbol el sínodo de los obispos? Ganaría todos los partidos.
En los últimos minutos del partido, a Fanis y a Katerina poco les falta para meterse en
el televisor en su afán por animar a los españoles. Termina el encuentro.
Fanis salta de alegría.
—¡Sí, sí, hemos ganado!
—¡Campeones, campeones, oé, oé, oé! -corea Katerina en español.
—¿Qué significa eso? —pregunta Adrianí.
—¡Que hemos ganado, mamá! ¡Campeones del mundo! —le explica Katerina y se va a
la cocina."

 Que conste que si los copio, es para animaros a comprar y leer el libro.


1 comentario:

Hotel Melgar dijo...

Gran entrada, todo un gusto visitarte.