domingo, 27 de febrero de 2011

"Jesús me quiere", de David Safier


Leí hace unos meses (abril 2010) la novela anterior de Safier, "Maldito Karma". Creo que escribí entonces algo así como que se lee rápido y a veces hasta te arranca una sonrisa, pero se olvida igual de rápido. Llego casi por casualidad a este segundo título y se puede repetir el comentario. Aunque esta vez, en un par de ocasiones, ha conseguido arrancarme la carcajada. Tiene su gracia esta crónica de la segunda venida de Jesús/Joshua al mundo, donde se encontrará con la protagonista, una especie de Bridget Jones de la que casi se enamorará. Pero no cuento más que no debo.

Safier introduce en el texto a un arcángel Gabriel humanizado, a un Satanás con aspecto de George Clooney y a Dios con aspecto de....... Emma Thompson. La verdad es que después de John Malkovich (Nespresso) y Morgan Freeman (Como Dios), la Thompson no es mala elección. Realmente los tres son divinos.

viernes, 25 de febrero de 2011

"Indignez vous!", de Stéphane Hessel


Una ola de indignación recorre Francia. Y las fuerzas de la vieja Europa se conjuran en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el fantasma de la indignación, de la rebeldía, de la no resignación.

No. Este pequeño panfleto de 3 euros que ha arrasado en todas las librerías, quioscos y redes de Francia no es el Manifiesto Comunista. Ni siquiera es especialmente profundo ni está especialmente bien construido. Pero está escrito desde la autoridad moral de un hombre de 93 años que formó parte del Consejo Nacional de la Resistencia. Y que a su edad no se resigna a aceptar como inevitables algunas ideas que parecen como incuestionables en la sociedad actual.

"On ose nous dire que l’État ne peut plus assurer les coûts de ces mesures citoyennes. Mais comment peut-il manquer aujourd’hui de l’argent pour maintenir et prolonger ces conquêtes alors que la production de richesses a considérablement augmenté depuis la Libération, période où l’Europe était ruinée ? Sinon parce que le pouvoir de l’argent, tellement combattu par la Résistance, n’a jamais été aussi grand, insolent, égoïste, avec ses propres serviteurs jusque dans les plus hautes sphères de l’État."

Stéphane Frédéric Hessel es un diplomático francés nacido el 20 de octubre de 1917 en Berlín. Combatiente de la Francia Libre, formó parte del Consejo Nacional de la Resistencia. Detenido por los nazis, fue deportado a Buchenwald donde fue liberado. Participó como secretario en la Comisión que elaboró en la ONU la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Luchador infatigable, hoy escribe con la mirada crítica de los años vividos y desde la insolencia que a veces proporciona la edad.

"De ces principes et de ces valeurs, nous avons aujourd'hui plus que jamais besoin. Il nous appartient de veiller tous ensemble à ce que notre société reste une société dont nous soyons fiers : pas cette société des sans-papiers, des expulsions, des soupçons à l'égard des immigrés, pas cette société où l'on remet en cause les retraites, les acquis de la Sécurité Sociale, pas cette société où les médias sont entre les mains des nantis, toutes choses que nous aurions refusé de cautionner si nous avions été les véritables héritiers du Conseil National de la Résistance."

Para Stéfhane Hessel, el verdadero motivo de base de la Resistencia fue la indignación. Y aunque hoy los motivos para esa indignación no son tan directos, tan evidentes como fueron contra el nazismo, su mensaje claro es buscarlos y los encontraréis. No resignaros. No aceptéis como inevitable lo que se presenta como inevitable. Indignaos.



La versión española aparecerá en marzo, con prólogo del maestro Jose Luis Sampedro.


Links: A la página de la editorial francesa que lo ha publicado:
 
http://www.indigene-editions.fr/ceux-qui-marchent-contre-le-vent/indignez-vous.html





domingo, 20 de febrero de 2011

"El tercer hombre", de Graham Greene




"Nunca se sabe cuándo va a caer el golpe. Cuando vi por primera vez a Rollo Martins escribí esta nota para mis archivos policiales de seguridad: «En circunstancias normales un tonto jovial. Bebe demasiado y puede provocar conflictos. Cuando pasa una mujer a su lado levanta la vista y hace algún comentario, pero tengo la impresión de que el asunto no le interesa. No ha crecido nunca y tal vez sea esa la razón por la que adora a Lime.» Escribí esa frase, «en circunstancias normales», porque le vi por primera vez en el funeral de Harry Lime. Era febrero, y los enterradores se vieron obligados a utilizar taladradoras eléctricas para abrir la tierra helada del Cementerio Central de Viena. Fue así como hasta la naturaleza hizo todo lo posible para rechazar a Lime, pero por fin se le pudo bajar y echamos tierra sobre él como si fueran ladrillos. Se cerró la tumba y Rollo Martins se fue con tal rapidez que parecía que sus piernas largas y delgaduchas quisieran echar a correr, mientras lágrimas de chiquillo corrían por su rostro de treinta y cinco años. Rollo Martins creía en la amistad y por eso lo que ocurrió después supuso para él un choque mayor de lo que habría sido para ustedes o para mí (para ustedes, porque lo hubieran achacado a una ilusión, y para mí, porque se me hubiera ocurrido en seguida una explicación racional, por equivocada que fuera). Si me lo hubiera contado entonces, cuántos problemas no se habrían evitado.

Si quieren comprender esta historia extraña y un tanto triste deben saber al menos algo de su trasfondo: la destrozada y lóbrega ciudad de Viena, dividida en zonas por las cuatro potencias: las zonas rusa, británica, norteamericana y francesa, marcadas únicamente por carteles de aviso, y en el centro de la ciudad, rodeada por el Ring con sus sólidos edificios públicos y su estatuaria ecuestre, la Innere Stadt bajo el control conjunto de las Cuatro Potencias. Cuando le llegaba el turno, cada Potencia «asumía el mando», por decirlo así, durante un mes en la antaño elegante Ciudad Interior y se hacía cargo de su seguridad; durante la noche, si eras lo bastante tonto como para malgastar tus chelines austriacos en un cabaret, era casi seguro que podrías ver al Poder Internacional en acción: cuatro policías militares, uno por cada Potencia, que se comunicaban entre sí, si es que se comunicaban, en el idioma común de su enemigo. No conocí la Viena de entreguerras y soy demasiado joven como para recordar la vieja Viena con su música de Strauss y su encanto fácil y falso; para mí era sencillamente una ciudad cubierta de ruinas sin dignidad, que en aquel febrero se convirtieron en grandes glaciares de nieve y hielo. El Danubio era un río grisáceo, liso y fangoso, que se veía a lo lejos, al otro lado del Segundo Bezirk, la zona rusa donde estaba el Prater destruido, desolado y cubierto de malas hierbas, con la gran noria dando vueltas lentamente sobre los cimientos de los tiovivos, que eran como piedras de molino abandonadas, el hierro oxidado de los tanques destrozados que nadie había apartado y los hierbajos mordidos por la helada, sólo cubiertos por una fina capa de nieve. No tengo suficiente imaginación para visualizar cómo fue antes, como tampoco puedo ver al Hotel Sacher's como algo diferente de un hotel de tránsito para oficiales ingleses, o la Kárntnerstrasse como una calle comercial de moda en vez de lo que era entonces, una calle en cuyas casas sólo se había reparado el primer piso. Un soldado ruso pasa con un gorro de piel y un fusil al hombro, unas cuantas busconas merodean en torno a la Oficina Norteamericana de Información y unos hombres con abrigo sorben un sucedáneo de café en los ventanales del «La Vieja Viena». Por la noche lo mejor es no moverse de la Ciudad Interior o de las zonas de Tres de las Potencias, aunque allí también se producen secuestros -esos secuestros que, a veces, nos resultaban tan inexplicables- de una muchacha ucraniana sin pasaporte, de un anciano más allá de la edad útil y, a veces, por supuesto, el de un técnico o de un traidor. Esa era a grandes rasgos la Viena a la cual llegó Rollo Martins el 7 de febrero del pasado año. He construido el caso lo mejor que he podido a partir de mis propios archivos y de lo que me contó Martins. Es lo más exacto posible -he procurado no inventarme ni una línea del diálogo, aunque no puedo garantizar la memoria de Martins-; dejando aparte la muchacha, es una historia fea, siniestra, triste y monótona, de no ser por el absurdo episodio del conferenciante del British Council."

Perdonad la larga introducción, ese primer capítulo de la versión escrita de "El tercer hombre", pero me apetecía reproducirlo porque es la mejor descripción posible del ambiente de la novela. Aunque desde el principio Greene estaba pensando en la película, escribió primero la novela para poder trabajar después el guión. Las posteriores correcciones de Greene, las aportaciones de Alexander Korda (productor) y seguramente también de Orson Welles, acabaron de enriquecer la historia hasta el punto de convertirla en una de las mejores películas inglesas de todos los tiempos. Por no hablar de la música inolvidable de Anton Karas.




He leído ahora la novela y he repasado la película. Como dice el propio Greene en el prólogo a una de las ediciones, "en realidad la película es mejor que el relato porque en este caso es el relato en su forma más acabada." Pero vale la pena también leer la versión inicial escrita porque el ritmo de la lectura es siempre más lento, más pausado que la mirada cinematográfica y permite descubrir más matices. 





Por cierto, uno de los diálogos más famosos de la película, el del reloj de cuco, no está en el libro.

"You know what the fellow said – in Italy, for thirty years under the Borgias, they had warfare, terror, murder and bloodshed, but they produced Michelangelo, Leonardo da Vinci, and the Renaissance. In Switzerland, they had brotherly love, they had five hundred years of democracy and peace – and what did that produce? The cuckoo clock."

Al parecer lo incorporó directamente Welles para alargar el diálogo de una escena en la que el director , Carol Reed, quería más duración en la parte de imágenes.

Si tenéis ocasión, vale la pena hacer la doble aproximación a un clásico que envejece muy, muy bien.






domingo, 13 de febrero de 2011

"Blanco nocturno", de Ricardo Piglia



Está francamente bien este "Blanco nocturno". No había leído antes nada de Piglia, a excepción de los fragmentos de diario que ha empezado a publicar El País, así que la expectación era máxima, sobre todo después de que el suplemento Babelia elevara este libro a la categoría de tercer mejor libro del año y mejor novela publicada en español en 2010.

"Tony Durán, nacido en Puerto Rico, educado como un norteamericano en Nueva Jersey, fue asesinado a co­mienzos de los años setenta en un pueblo de la provin­cia de Buenos Aires. Había llegado siguiendo a las bellas hermanas Belladona, las gemelas Ada y Sofía. Las cono­ció en Atlantic City, y urdieron un feliz trío hasta que una de ellas, Sofía, desertó del juego. Y Tony Durán continuó con Ada, y la siguió a la Argentina, donde en­contró su muerte. A partir del crimen, esta novela poli­cíaca muta y se transforma en un relato que se anuda en arqueologías familiares, que combina la veloz novela de género y la espléndida construcción literaria. El cen­tro luminoso del libro es Luca Belladona, constructor de una fábrica fantasmal que persigue con obstinación un proyecto demencial. La aparición de Emilio Renzi, el tra­dicional personaje de Piglia, le da a la historia una con­clusión irónica y conmovedora. Ricardo Piglia se confir­ma, incontestablemente, como uno de los escritores mayores en lengua española de nuestro tiempo."



El resultado de la lectura es que me ha gustado bastante. Es una novela singular, en la que por encima de la trama y de la investigación de un asesinato, importa la descripción de una pequeña sociedad rural en la Argentina profunda, sus personajes, sus contradicciones y su moralidad. Me ha parecido una novela excelente, que va enganchando más a medida que se avanza y con un final muy bien resuelto. Tal vez ese final es uno de los mayores atractivos de la novela. Recomendable. No sé si es la mejor novela en español del 2010 ya que todo es subjetivo, pero sin duda es uno de los buenos libros editados el año pasado. Habrá que volver a Piglia.

Algunos links:

A la reseña publicada inicialmente en El País:

http://www.anagrama-ed.es/PDF/Piglia%20NH%20476%20-%20El%20Pais%20col.pdf

A la página de los libros del año en Babelia:

http://www.elpais.com/especial/libros/

sábado, 5 de febrero de 2011

"La luz es más antigua que el amor", de Ricardo Menéndez Salmón



Tenía unas enormes expectativas con este libro. Por un lado varias reseñas leídas. Por otro, la atractiva edición, incluyendo un título realmente llamativo. Y la propia presentación de la historia:

"Un lunes de 1350, cuando Europa se recupera de la Peste Negra, el futuro papa Gregorio XI visita al pintor toscano Adriano de Robertis para destruir su última obra, la blasfema Virgen barbuda. El 25 de febrero de 1970, el pintor norteamericano Mark Rothko se corta las venas en su estudio de Nueva York. El 11 de septiembre de 2001, mientras el mundo se adentra en la Era del Desconsuelo, el pintor ruso Vsévolod Semiasin redacta una carta en la que revela las razones de su locura. La historia de estos tres maestros, basada en un enigma —el destino insospechado de la Virgen barbuda de Adriano de Robertis— y gravitando en torno a una idea central —el compromiso del pintor con su arte frente al poder encarnado por Iglesia, Mercado o Estado—, es el eje conductor de La luz es más antigua que el amor, un libro del que nos habla un novelista llamado Bocanegra durante tres momentos cruciales: el nacimiento de su vocación, la muerte de su esposa y su consagración en el año 2040 como gloria de la literatura universal. "

Al acabar de leerlo tengo sensaciones confusas. Por un lado creo que Menéndez Salmón escribe realmente bien. Algunos fragmentos son sencillamente magníficos. Las dos primeras historias, las de Adriano de Robertis y la de Rothko están francamente bien. En cambio, me ha gustado menos la del pintor ruso, y muy poco la de Bocanegra, aparente alter ego del autor. Antes de acabar de hacerme una opinión más cerrada de Menéndez Salmón, creo que tengo que leer algo de su obra anterior. Pero esta Lux antiquior amore me ha defraudado un poco. Puede que esté siendo injusto. Pero a veces es inevitable o al menos difícil, juzgar los libros no por sí mismos, sino en relación a las expectativas creadas.


Adjunto links a dos crónicas distintas. Una entusiasta, que además acompaña algunas de las imágenes a las que el libro hace referencia. Otra más matizada. Creo que complementan mi visión. En cualquier caso, Menéndez Salmón me parece un gran escritor, sólo que esta novela no me parece un libro redondo.