martes, 18 de mayo de 2010

"Nadie acabará con los libros", de Umberto Eco y Jean Claude Carrière



“El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo…Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es.”

Empezaba el año con una reflexión sobre el libro electrónico. Y leo ahora un maravilloso libro a favor del libro, que recoge las conversaciones entre Umberto Eco y Jean Claude Carrière, eruditos, apasionados, fanáticos, bibliófilos y lúcidos observadores. No tiene desperdicio. Si os gustan los libros de verdad, vale la pena leerlo. La tesis principal es la que se recoge arriba, que el libro es el mejor soporte posible para la lectura, y que no hay nada más efímero que los nuevos soportes duraderos.

Pero la conversación que sostienen los dos autores va mucho más allá. Desde los 50,000 libros aproximados del italiano a los 30,000 del francés, hacen un repaso por sus manías, sus colecciones, la búsqueda del libro raro, las bibliotecas, el orden, el leer o no leer, la censura, "el infierno", o el coste de almacenar. Genial por ejemplo, la reflexión de Eco, sobre que cada vez que alguien te regala un libro debería acompañar un cheque por el valor equivalente a su precio, para cubrir los costes de su almacenamiento, cálculo soportado con toda precisión en base al coste del inmueble, ratio de ocupación por m2 cuadrado, coste de las estanterías, etc,...

Sigo pensando que el libro electrónico tiene un gran futuro, sobre todo en algunos ámbitos como el de la educación, pero Eco y Carrière tienen razón en cuanto a la perfección del soporte libro y a su perdurabilidad, y en la fuente de placer que supone tener un libro en las manos.

La apasionada y apasionante conversación acaba con un bonito capítulo sobre qué hacer con nuestras bibliotecas cuando morimos. No sé si será premonitorio pero Umberto Eco se acaba preguntando si se la comprarán los chinos a sus herederos para acabar de entender las locuras de Occidente.

Mi biblioteca, mucho más modesta que la de los autores, alcanza unos 4,000 libros. Y también me pregunto muchas veces que hacer con ella. Por ejemplo, donarla al Instituto Cervantes de algún país del Este, al de Bulgaria por ejemplo. Pero el coste de moverla también puede ser monstruoso. Otras veces añoro a Pepe Carvalho, y tener una buena chimenea. Quién sabe que nos deparará el futuro. De momento, mi único objetivo sigue siendo que continue creciendo y compartirla con vosotros.






2 comentarios:

Susana Peiró dijo...

Levanto esta ¿sugerencia? ¿Se puede llamar sugerencia a esta sabroso bocado? Diría que lo has presentado como necesidad primaria.

Voy por este libro. Con Eco tengo mis diferencias (alguna vez te conté que me enojo con él cuando no me traduce el hebreo, por ejemplo) Pero lo termino perdonando...al igual que las cincuenta primeras páginas del Péndulo de Foucault.

En "Otras Inquisiciones" y más precisamente en el Capítulo "Del culto a los libros", mi amado Borges ya me dejó algunas pistas sobre este tema. Ahora voy por las de sus discípulos.

"Veintidós letras fundamentales. Dios las grabó, las combinó, las pesó..." Qué placer...y en español.

Mi Abrazo Querido Amigo!

Gonzalo Muro dijo...

Tiene muy buena pinta este libro y tomo nota de tu recomendación. En lo que no estpoy de acuerdo es en que el libro electrónico (o como sea que evolucione en el futuro) no se impondrá al libro tradicional. Y es que una cosa es que prefiramos tener un libro en nuestras manos y lago distinto es que nuestros hijos, o los hijos de nuestros hijos vayan a pensar igual. ¿No creímos en un principio que escribir en una pantalla era terrorífico frente a la comodidad dle papel y el bolígrafo? Pero es mi opinión, ójala me equivoque (o no, mejor es que el libro perdure a que se pierda).

Un saludo.