martes, 21 de julio de 2009
"El hombre sonriente", de Henning Mankell
Si "La leona blanca" me reconcilió con Mankell, "El hombre sonriente" me ha convertido en fanático seguidor. Y la mejor prueba es que ya estoy leyendo el quinto volumen de la serie Wallander. La novela es magnífica. Es como si después de unos inicios titubeantes en las dos primeras historias, Mankell hubiese encontrado definitivamente el tono y el ritmo, y disfrutase contándonos historias cada vez más largas, que contradictoriamente, se hacen cada vez más cortas de leer.
"El hombre sonriente" parte de un Wallander resurgido de su deterioro como policía y como persona después de haber matado a un hombre por primera vez en su carrera, al final de la tercera novela. Y se centra en su enfrentamiento, casi personal, con un hombre de negocios aparentemente intachable, por encima del bien y del mal, y bajo cuya fría sonrisa, aparecerá la sombra de la peor maldad sin escrúpulos.
La cita que abre el libro, de Alexis de Tocqueville, es ya una declaración de principios, y resume bien algunas de las ideas centrales de la historia:
"No es la inmoralidad de los grandes hombres lo que debería infundirnos temor, sino más bien el hecho de que sea ésta la que, con tanta frecuencia, permita a los hombres alcanzar la grandeza".
La cita es demoledora y en el fondo, lo que de verdad da miedo, es que por desgracia es tremendamente oportuna y actual.
Por otro lado, el libro también me ha recordado que a lo largo de mi vida profesional he tenido la sensación de haber conocido a algún hombre sonriente, tal vez no con el grado de maldad del protagonista, pero sin con esa falta de escrúpulos total, en la que la búsqueda del éxito y del dinero estaban por encima de toda otra consideración. Mejor pasar de largo.
PD: Me he hecho el buen propósito con el año nuevo de contestar todos vuestros comentarios. Pero a veces la agenda y el trabajo lo complican. Espero conseguirlo.
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4 comentarios:
decididamente en cuanto tenga un hueco empiezo con Mankell, pinta bien, empezare por el principio su serie Wallander si algo he aprendido es que si una serie no la coges desde el principio te pierdes muchos matices. ah y en cuanto a lo de contestar intentalo solo cuando puedas, si no se convertira en una obligacion y ya no lo haras con gusto
No recuerdo haber leído esta novela, aunque de Makell he leído bastantes. La cita me parece también demoledora y, mientras la leía, he pensado lo mismo que tú, la tremenda actualidad que tiene y, seguramente, lo cierta que es. Debo decirte, querido amigo, que estoy sobrecogida por la deriva que están tomando los asuntos de la corruptela y temo que en breve sobrepasemos a Italia en lo peor. Un abrazo.
con tus comentarios voy aprendiendo de autores que ya conocía de oídas (como en este caso) y de otros de los que nada sabía.
Un placer estimulante como siemre la visita a tus Memorias.
Un saludo.
Cada día me gusta menos mankell. wallander era soportable, pero sus reflexiones sobre el racismo, el hombre, la corrupción o la inmensidad llegan a ser aburridas, por simplonas.
En todo caso, me gusta tu blog. Un abrazo.
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