sábado, 25 de abril de 2009

"Ficciones", de Jorge Luis Borges


"Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar".


Ha pasado mucho tiempo desde que leí por primera vez estas palabras, el inicio de un cuento inolvidable ("Tlön, Uqbar, Orbis, Tertius"), en un libro maravilloso,"Ficciones". Últimamente no escribo en los libros, cada vez me duele más rayarlos, tomar notas, subrayar. Es casi una sensación de profanación. Hasta doblar una esquina para marcar la página donde he encontrado esas palabras especiales, me parece una abominación, puesto que el papel no podrá recuperarse jamás de esa cicatriz. Sin embargo, reconozco que produce un placer profundo encontrar una anotación como la que reproduzco aquí.





Han pasado, pues, casi 34 años desde que tuve por primera vez en mis manos "El jardín de los senderos que se bifurcan" o "La biblioteca de Babel". Y descubro con enorme alegría, que el espejo del tiempo me devuelve a un Borges nítido, contemporáneo, vivo, joven. Que disfruto releyendo las historias. Y que la palabra compleja de Borges, sigue iluminando el mundo actual.

Creo que leyendo a Borges 34 años después, entiendo aún más lo que quería expresar con el inolvidable "Pierre Menard, autor del Quijote", pues, si yo hubiera dicho a los 18 años que Borges es un clásico, no hubiera sido más que una frase pretenciosa de un jovencillo con vocación intelectual. Dicho hoy, 'Borges es un clásico', aún siendo también pretenciosa la afirmación, al menos quién habla es el filtro del tiempo. Me doy cuenta también de lo que hubiera sido leerlo en 1944, cuando se publica por primera vez.






"Ficciones", junto a la "Historia universal de la infamia", el inolvidable "El Aleph" y otros títulos, forman parte de esa educación sentimental que nos ayudó a crecer y a madurar. Y sobre todo, que nos ayudó a abrir la mente y a descubrir los secretos y la complejidad del mundo.


No voy a a hablar más del libro. Ni siquiera pretendo recomendar nada. Creo que desgraciadamente todos tenemos menos tiempo del que nos gustaría, para leer, para pasear, para vivir. Y además, el número de libros que deberíamos leer, es infinito, borgiano. Estas páginas sólo pretenden ser un diario de lectura (y de relectura), con las que compartir algunas sensaciones personales. Y hoy, simplemente, me apetecía compartir esta sensación.



Por cierto, que en una esquina del libro, en el papel amarillento, descubro una pequeña anotación a lápiz, 80, hecha sin duda discretamente por el librero (puede que Soriano, o Tres i Quatre, o ....). Se me desdibujan con el tiempo hasta el nombre de las viejas librerías. Había una, Dau al Set, ¿es posible?, en la Calle del Mar, y otra en la Plaza de la Virgen (¿Dracma?). Bueno, han cerrado tantas, que es imposible recordarlas, tantos sitios donde pasé horas agradables, pues pocos placeres mayores que el de ¿perder? el tiempo, curioseando entre libros. Ochenta pesetas, sólo 50 céntimos de euro. Un libro de bolsillo similar, hoy, no pasará de los 10 euros. Tengo la sensación de que los libros no deben de ser de las cosas que más han subido con el tiempo.





Y de repente me doy cuenta también, de la cantidad de recuerdos y connotaciones que el libro me produce, desde la editorial, la vieja colección de Libros de Bolsillo de Alianza, en la que leimos por primera vez a Brecht, a Freud, a Proust, a Cortázar,..., con las portadas de Daniel Gil, siempre magistrales. Desde las lecturas universitarias (Tamames, Malthus, Schumpeter,..) a la poesía del 27 (Aleixandre, Salinas, Miguel Hernández). Tantas y tantas horas pasadas. Bueno, paro, que me pongo sentimental. Un abrazo.


Os dejo con la reproducción de uno de los cuentos, "La lotería de Babilonia", no por ser el mejor, sino porque es uno de los más breves. Creo que pulsando en las imágenes se pueden llegar a leer las páginas.














Links: Un enlace a la página de Borges en la Wikipedia, sin duda una obra borgiana:







Y un enlace al cuento completo de "El Aleph". Aunque no resisto la tentación de dejar aquí reproducido el párrafo central del cuento.





"En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Frey Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer de pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemont Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osadura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo."

lunes, 20 de abril de 2009

"La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina", de Stieg Larsson



Aprovecho que en Valencia es fiesta para acabar la segunda parte del ciclo de "Milenium". Sólo puedo añadir al entusiasmo que me produjo la primera parte, que esta segunda no desmerece lo más mínimo. Las 750 páginas se leen de un tirón, y estás deseando que hubieran más. Que por cierto las habrá pronto. Creo que la tercera parte sale en Mayo.


No he encontrado una reseña de "La reina en el palacio de las corrientes de aire" en castellano, para abrir un poco de boca. La copio en francés, país donde lleva en la lista de libros más vendidos bastantes meses (los 3 titulos). Sólo un consejo. Si no habéis acabado la segunda parte, no seguir leyendo, por favor.




"Le lecteur du deuxième tome l'espérait, son rêve est exaucé : au début du troisième, Lisbeth n'est pas morte. Ce n'est cependant pas une raison pour crier victoire. Soyons réalistes : très mal en point, Lisbeth va rester coincée des semaines dans une chambre d'hôpital, dans l'incapacité physique de bouger et d'agir. Coincée, elle l'est d'autant plus que pèsent sur elles diverses accusations qui la font isoler par la police. Un ennui de taille : Zalachenko, c'est-à-dire son père qui la hait et qu'elle a frappé à coups de hache, se trouve dans le même hôpital, un peu en meilleur état qu'elle... Et, soyons réalistes encore : il n'y a aucune raison pour que les activités souterraines de quelques renégats de la Sûreté ne continuent pas et que, pour rester cachés, ces gens de l'ombre n'aient pas intérêt à éliminer ceux qui les gênent ou qui en savent trop. Côté forces du bien, on peut compter sur Mikael Blomkvist, qui d'une part aime beaucoup Lisbeth mais ne peut pas la rencontrer, et d'autre part commence à concocter un sacré scoop sur les secrets d'Etat qui pourrait par la même occasion blanchir à jamais Lisbeth et l'autoriser à vivre en paix avec elle-même. Mikael peut certainement compter sur l'aide d'Armanskij, reste à savoir s'il peut encore faire confiance à Erika Berger, passée maintenant rédac chef chez la grosse concurrence... "


Links: De nuevo a la página de Larsson: www.serielarsson.com








sábado, 18 de abril de 2009

"El lector", de Bernhard Schlink


Toda crítica es subjetiva. Toda lectura también. Depende del lector, del momento, del lugar, de la expectativa previa, de la imagen asociada, del entorno cultural, de tantas y tantas cosas, todas ellas subjetivas, personales, intransferibles.



Digo todo esto para justificar lo que voy a decir sobre este libro. Posiblemente porque me había creado grandes expectativas. Posiblemente porque el tema me ha interesado y me interesa mucho y por eso la desilusión es mayor. Tal vez porque no lo leí en el contexto adecuado. No lo sé. Lo cierto es que "El lector" me ha defraudado bastante. Así que, salvo que me digáis otra cosa, tampoco veré la película, ya que suelen ser peores que los libros de los que proceden.

Y es que los personajes son los más fríos que he leído últimamente. Son frías las actitudes, las relaciones. De todos, no solo de los protagonistas. Por ejemplo, las relaciones familiares de Michael. Hasta la relación erótica me ha resultado fría, asexual, poco creíble, poco erótica de hecho. Y no acabo de entender el papel del analfabetismo de la protagonista en su evolución personal y su conversión en guardiana del campo de concentración. ¿Es acaso una justificación de la culpa?. ¿Es menos culpable el asesino que no sabe leer y escribir?.

Toda la historia me resulta poco creíble. Y no me parece que la reflexión, entiendo que siempre dura y difícil, sobre la culpabilidad alemana, por el papel activo o pasivo jugado en la época nazi, gane especialmente con esta novela, dado que en el fondo, no entiendo su tesis.



A veces, por querer crear una historia aparentemente atractiva, se pierde por completo la profundidad. La novela para mí, es pura superficie, puro artificio. Lo siento si hay otras opiniones, pero esta es mi visión aquí y ahora. Y pese a todo, intentaré releerla más adelante, porque me molesta que me haya defraudado así, y me sabe mal ser tan duro. Insisto. Tal vez esperaba tanto, que mi reacción es desproporcionada.

De hecho, veo el trailer, y la historia me sigue pareciendo atractiva. Por lo que sea, algo me ha fallado en el libro. Me gustaría en este caso especialmente, conocer otras opiniones. Porque además, todas las que encuentro en la red, son entusiastas. Otra vez será.


Link: Al trailer de la película en español:


lunes, 13 de abril de 2009

"El alma de la ciudad", de Jesús Sánchez Adalid

La literatura y la vida.

Hace unas pocas semanas Asun y yo decidimos escaparnos unos días para conseguir un poco de paz, buscando tiempo para pasear y leer y sobre todo, desconectar de la presión del trabajo cotidiano y de los efectos de la maldita crisis. Siempre nos han gustado los Paradores y últimamente nos tiene deslumbrados el paisaje y la tierra de Extremadura, así que con un poco de suerte, conseguimos reservar en el de Plasencia, que aprovecho para recomendar vivamente.

Quiso la casualidad que días después empezara a leer el libro de Jesús Sánchez Adalid , "El alma de la ciudad", que transcurre precisamente en Plasencia, en los tiempos de su fundación por Alfonso VIII, primero como Ambrosía, y luego como Placencia. Y en las murallas del antiguo Convento de Santo Domingo terminé de leer la historia de Blasco Jiménez, arcediano de la ciudad, y protagonista principal de la novela. Así que, algo hechizado aún por las piedras y por el paisaje cercano, no puedo sino hablar bien de un gran libro.


"El alma de la ciudad" es afortunadamente, todo lo contrario del subgénero lamentable en que se está convirtiendo una parte importante de la novela histórica. Ni hay templarios, ni búsquedas de tesoros perdidos, ni fantasía desbordante. La novela es una hermosa reflexión sobre la vida y la libertad, sobre los caminos del bien y del mal, y sobre la culpa, el perdón y la resurrección. Aunque se nota mucho el hecho de que el autor es sacerdote, la novela está tan bien escrita, y la reflexión es tan oportuna y universal, que puede ser leída igual desde una perspectiva creyente o no. Además, el esfuerzo de erudición y realismo se integra tan bien con la propia narración, que se lee sin dificultad.



La literatura y la vida. A lo mejor si no hubiera leído el libro esos días no nos hubiéramos acercado a Coria, para ver una bonita ciudad monumental, una catedral bien conservada, y uno de los mejores museos catedralicios que he visto, no tanto por el tamaño, como por lo correcto de la presentación. Y no hubiéramos visto la reliquia del santo mantel, el que según la tradición se usó en la Santa Cena, y que tiene un papel importante en la novela.








Como otras veces, recojo algunas frases que me han gustado. Hay muchísimas más. Es un libro denso y profundo, que sin embargo, se lee con ligereza. Por tanto, mis frases son casi diría, aleatorias. Hablan de libros y del alma de la ciudad. Y recojo también la frase final, que puede leerse en muchas claves.


"Vivimos unos tiempos bárbaros. Siempre andamos en camino, errantes y con prisas. Los libros requieren asiento y el reposo suficiente para entregarse a ellos. Se necesita paz para dedicarse a la sabiduría. Pero con estas guerras constantes ........."


"Componía el conjunto -montes,ciudad y río- una visión hermosa. (...)

-Me gusta este lugar - comentó Don Bricio muy sonriente-. Se respira aquí la inocencia propia de los hombres entregados a sus labores. Mira esos huertos fértiles, esos ganados, esas montañas, el río... y la pequeña ciudad ahí, tan quieta. Sí, me agrada mucho este lugar."

"Con el paso del tiempo he llegado a comprender que cada ciudad guarda su misterio, su vida propia, su existencia autónoma, particular. Las ciudades no son piedras puestas unas encima de otras para guarecer a la gente. No, no son sólo viviendas de hombres. Las ciudades tienen su auténtica alma, y su exclusivo destino. En su interior anida la vida misma y ellas toman el espíritu de sus moradores. "


"Comprendía Blasco, como hombre sabio, que el camino de retorno no es fácil; como tampoco había sido el de ida. Pero, cuando nos hemos dado cuenta de esto, somos capaces de entrar en nosotros mismos y vernos libres de las garras de todo lo que puede aprisionarnos; de la mentira, de la soledad infinita, del miedo que tanto nos empobrece, de la desesperanza... Y de la mayor oscuridad, que es no ser capaz de ver más allá; esa triste falta de fe..."



Para terminar, creo que hay que recomendar además de la ciudad, los alrededores (maravillosos valles del Jerte y de la Vera), y además, aprovechar la ocasión para visitar Yuste, y contemplar y entender el lugar donde acabó sus dias el emperador Carlos.



Links:

"Qué descansada vida / la del que huye del mundanal ruido....",

En Yuste descubro que los hermosos versos de Fray Luis de León, estaban dedicados al emperador. Y me parece leerlos por primera vez.