miércoles, 16 de junio de 2010

"Dublinesca", de Enrique Vila-Matas


Hoy es 16 de Junio, Bloomsday. La literatura y la vida. No podía publicar esta nota sobre el "Dublinesca" de Vila-Matas ningún otro día. Un homenaje (modesto) a un homenaje excepcional al Ulises de Joyce. Entre muchas otras cosas, eso es Dublinesca.

Las canciones son prácticamente todas las que aparecen en el libro. Y por supuesto, todas las citas son de Vila-Matas.

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"El 16 de junio, por otra parte, es el día en que transcurre el Ulysses de Joyce, la novela dublinesa por excelencia y una de las cumbres de la era de la imprenta, de la galaxia Gutenberg, la galaxia cuyo ocaso le está tocando vivir de lleno."
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"-¿De qué va la conferencia?- pregunta su padre.

Breve titubeo.

- De la novela Ulysses de James Joyce y del paso de la constelación Gutenberg a la era digital - responde."


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“Va a repetirle que es un réquiem por la era de la imprenta, un funeral por una de las cumbres de la galaxia Gutenberg, cuando de golpe se cruzan en su mente Ulysses y las pompas fúnebres a las que acude Bloom en Dublín el 16 de junio de 1904, y se acuerda del sexto capítulo del libro, de cuando a las once de la mañana Bloom se une al grupo que va al cementerio a despedir al muerto del día, a Paddy Dignam (...) Es un capítulo triste, una meditación sobre la muerte, el mas triste que ha leído en su vida.”

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“Si dependiera sólo de él, ahora se dedicaría a añadir música de Bob Dylan a las imágenes de Spider. Dylan cantando, por ejemplo, Most Likely You Go Your Way, una pieza que siempre le estimula”

http://www.youtube.com/watch?v=rw1XDKHXrc0

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"Suena Downtown Train, canción de Tom Waits. No entiende el inglés, pero le parece que la letra habla de un tren que lleva a sus pasajeros fuera del alejado barrio en el que crecieron y en el que llevaban toda la vida atrapados. El tren va al centro. De la ciudad. Puede que vaya al centro del mundo. A Nueva York. Es el tren del centro. No puede ni imaginar que esa canción no hable de ningún centro.

Creyendo que esa pieza de Tom Waits habla de esto, no se ha cansado nunca de oírla. Tiene para él la voz de Waits la poesía del tren de cercanías que une el barrio de su infancia con Nueva York."






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"Se considera tan lector como editor. (..) Sueña con un día en el que la caída del hechizo del best-seller dé paso a la reaparición del lector con talento y se replanteen los términos del contrato moral entre autor y público. Sueña con un día en el que puedan respirar de nuevo los editores literarios, aquellos que se desviven por un lector activo, por un lector lo suficientemente abierto para comprar un libro y permitir en su mente el dibujo de una conciencia radicalmente diferente a la suya propia. Cree que si se exige talento a un editor literario o a un escritor, debe exigírsele también al lector. Porque no hay que engañarse: el viaje de la lectura pasa muchas veces por terrenos difíciles que exigen capacidad de emoción inteligente, deseos de comprender al otro y de acercarse a un lenguaje distinto al de nuestras tiranías cotidianas."

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"En días impares, y siempre a esta hora, llama por teléfono Javier, fiel amigo y hombre rigurosamente metódico. Aún no ha descolgado y Riba ya sabe perfectamente que solo puede ser Javier. Baja el volumen de la radio, donde se escucha a Brassens con Les copains d'abord, una música de fondo que le parece casualmente muy apropiada para la llamada amistosa. Descuelga."





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"Cuando Riba, para calmarlo, desvía la conversación y le habla de su creciente interés por lo dublinés, Javier le interrumpe y le pregunta si no se estará desplazando tímidamente hacia un paisaje inglés. O irlandés, como prefiera. Si lo está haciendo, no cabe duda de que está dando un primer paso hacia la gran traición.

En la radio la música que ahora suena es de Rita Mitsouko, Le petit train. Un primer paso hacia la gran traición a todo lo francés, grita Javier entusiasmado. Y Riba no tiene más remedio que apartar el auricular de su oído. Javier está demasiado excitado. ¿Traición a lo francés?. ¿Acaso se puede traicionar a Rimbaud o a Gracq?."





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“- Te convendría perder peso –le dice ahora de pronto Javier-, dar el salto inglés. Salir del embrollo afrancesado en el que te metiste durante tanto tiempo. Ser más divertido y más ligero. Volverte inglés. O irlandés. Dar el salto, amigo.”

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"En la emisora de radio,como si evolucionara el mundo exterior al mismo tiempo que lo hace su vida, puede oírse ahora Just like the rain, cantada por Richard Hawley. Observa con divertida sorpresa que de la canción francesa ha pasado, sin apenas darse cuenta, a la música en inglés."




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“Descubre en youtube a un jovencísimo Bob Dylan cantando con Johnny Cash That’s Allright Mama, y observa, con una mezcla de sorpresa y curiosidad, que el consagrado Cash canta ahí con cara de resignación, como si no hubiera tenido más remedio que aceptar la repentina compañía del joven genio, que habría saltado al escenario sin permiso de nadie.

(.....)

Acaba pensando que algo parecido le ocurre a él con Nietzky, al que durante meses confundió con el genio que buscaba entre los escritores jóvenes.”





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“Interrumpe la lectura para encender la radio y pensar en otras cosas algo menos funerales y escucha Partir Quand Même, cantada por Françoise Hardy. Hacía años que no oía esa canción que siempre le gustó.”



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“Llega Celia y le encuentra despierto y, además, eufórico, escuchando a Liam Clancy cantando Green Fields Of France.

(....)

- No está bien que no duermas nada. ¡Esa música! ¡Liam Clancy! ¿Qué te pasa con Liam Clancy?

- Me emociona, pienso que es una canción patriótica y me emociona, me estoy volviendo irlandés.”




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“Suena, en la versión de Javier de Galloy, Walk on the walk side. Cada vez que Riba oye esta canción –y muy especialmente cuando el cantante deletrea las sílabas de las palabras New York City- cree que está escuchando exactamente la música de fondo de su salto inglés, de su gran viaje sentimental sterneiano, de su odisea en busca del entusiasmo original”




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“Ahí está Dublín, algo difuminada en el centro de su bahía. Pasa una muchacha con una radio portátil en la que suena This boy, de The Beatles. Y con la canción le llega una repentina nostalgia del tiempo en el que también él estuvo cerca de la . Ya no es joven y no sabe si podrá soportar tanta belleza. Vuelve a mirar el mar. Da unos pasos sobre las rocas y siente inmediatamente que debe quedarse quieto, porque si sigue caminando es probable que acabe dando tumbos, cegado por las lágrimas. Es una emoción secreta. Difícil de comunicar. Porque, ¿cómo decir la verdad y contarles a sus amigos que se ha enamorado del mar de Irlanda?."



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“Y (Nietzky) es un vanidoso patético cuando canta, con un inglés perfecto, The Lass of Aughrim, la canción popular irlandesa que se escucha al final de Los muertos, de John Huston. La canta muy bien, pero sin alma, y destroza una melodía que en la película emocionaba.”

http://www.youtube.com/watch?v=I1CP5Lz2iHE

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“Frente a la puerta del lugar (el Cementerio católico de Glasnevin), Riba se emociona al ver las verjas de hierro. Son las mismas que nombra Joyce en el sexto capítulo. ¿Son verjas o una línea de Ulises?.”

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"Nadie más, sólo él, sabe que por un lado están, es cierto, esos leves malestares graves, con su sonido monótono, parecido al de la lluvia, ocupando el lado más amargo de sus días. Y por el otro, los grandes asuntos minúsculos : su paseo privado, por ejemplo, a lo largo del puente que enlaza el mundo casi excesivo de Joyce con el más lacónico de Beckett y que a fin de cuentas es el trayecto principal –tan brillante como depresivo- de la gran literatura de las ultimas décadas: el que va de la riqueza de un irlandés a la deliberada penuria de otro; de Gutenberg a google; de la existencia de lo sagrado (Joyce) a la era sombría de la desaparición de Dios (Beckett).”

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"Se oye en el cabaret la voz de Frank Sinatra a mil revoluciones por minuto y una canción con una letra, según se mire, terrible. The best is yet to come. Lo mejor está por llegar.

-Anda, bebe- le dice la descarada mujer, que es mujer y diabla al mismo tiempo. Y reconoce que te ha sentado bien el salto inglés."




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“En Grafton Street oyó con emoción patriótica a una banda callejera que tocaba Green Fields Of France, la balada sobre el soldado Willie McBride. Su patriotismo irlandés se mezcló de repente con su repentina nostalgia de Francia, y la combinación resultó estimulante.”

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“- Somos nosotros, estamos aquí- dice con voz tenue.

No sabe que le está hablando, sin saberlo, a su destino marcado por la soledad. Porque a su alrededor ha comenzado a tomar posiciones la niebla y en realidad ya hace rato que ni la última sombra del mundo está interesado en acecharle.

Pero él sigue entusiasmado con la reaparición del autor.

-No, si ya se sabe. Siempre aparece alguien que no te esperas para nada.”

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Para acabar, un buen artículo sobre el libro que incluye el poema que da título al libro:

http://www.enriquevilamatas.com/escritores/escrgonzfuen1.html

Y el enlace a la propia página de Vila-Matas:

http://www.enriquevilamatas.com/obra/l_dublinesca.html





viernes, 11 de junio de 2010

"Petirrojo", de Jo Nesbo



Llego a Petirrojo siguiendo una vieja indicación de Jose Ignacio Escribano que tengo que agradecer. Por cierto, si me permite la broma, en estos tiempos de globalización, es con mucho el bloguero más global de todos los que sigo habitualmente. Animo en todos tus desafíos.

Petirrojo es sobre todo una gran novela, a medio camino entre la pura serie negra y la novela histórica. Por un lado, la resolución de una serie de crímenes que tienen su origen en una oscura historia de la Segunda Guerra Mundial, y que pone de manifiesto el ambiguo papel jugado por una parte de la sociedad noruega en ese período y sus complejas relaciones con la Alemania nazi. El pasado es una patria a la que siempre se retorna, y el pasado, en forma de venganza, de locura o de pesadilla, vuelve para intentar cambiar el futuro. Por otro lado, la pervivencia del nazismo, de la extrema derecha, en la Noruega actual, y su peso social o sus penetraciones en la sociedad civil, más allá de lo que serían los grupúsculos violentos o aislados. Y en el centro un policía, Harry Hole, interesante y prometedor, al que habrá que volver sin ninguna duda. Se lee de un tirón. El único inconveniente es que, ahora que estoy casi acabando con el amigo Wallander, me daba un poco de pereza empezar otra saga. Y sin darme cuenta, creo que me he vuelto a enganchar. Así que habrá que atacar Némesis no demasiado tarde.

Como la crónica de Jose Ignacio es mucho mejor que la mía, os dejo su enlace:

http://ignacioescribano.blogspot.com/2009/12/petirrojo-de-jo-nesb.html





martes, 8 de junio de 2010

"Bibliotecas llenas de fantasmas", de Jacques Bonnet




Después de leer el apasionante libro de Eco-Carrière del que ya hablé en estas páginas ("Nadie acabará con los libros"), encuentro este otro titulo sobre libros, lecturas y bibliotecas. Y aunque resulta entretenido, a menos que seáis como yo, fanáticos de los libros, es suficiente con el primero. La aportación de Bonnet, aún siendo en algunos momentos divertida o encontrando a veces también ciertas complicidades, no es tan brillante como la anterior, y a veces resulta demasiado pedante y excesivamente francesa. Pese a todo se lee fácilmente y Bonnet aporta algunas joyas. Por ejemplo, una cita de Juliano, con la que a mi pesar, me identifico: "Unos aman los caballos, otros los pájaros y otros las fieras; yo, desde niño, estoy poseído por un terrible deseo de poseer libros". El título es otro acierto, que además se entiende del todo si se sabe que en francés, "fantôme" tiene también el significado de "papel o cartón que se pone en el lugar de un libro retirado de un estante de biblioteca, de un documento que ha sido prestado."




viernes, 4 de junio de 2010

"Quatrocento", de Susana Fortes




Lo mejor de "Quatrocento" es que lo compré hace algún tiempo en la tienda de la Galería de los Uffizzi, en la misma Florencia. Y que lo leí después, todavía con el sabor en los labios de la vieja ciudad. Así que puedo dar fe de que es fiel reflejo, sobre todo, de la Florencia actual, y creo que también de la ciudad renacentista. Escribe francamente bien Susana Fortes. Tal vez la parte que transcurre en la actualidad, la historia de la pintura que contiene el secreto de la vieja conspiración contra los Médicis, sea un poco forzada. Sin embargo, la trama histórica, la que cuenta la vida en los talleres artísticos de la ciudad en plena ebullición, las intrigas palaciegas entre el poder de la Iglesia y el poder civil y las luchas entre las familias, es apasionante. No se trata de una novela perfecta, pero como he dicho otras veces sobre otros autores y otras ciudades, vale la pena leerla porque ayuda a entender el alma de Florencia.