
Había buscado bastante tiempo este libro que leí hace muchos, muchos años y que había perdido en algún traslado, o tal vez le dejé a alguién y nunca volvió. Me alegré de verlo recién reeditado y he vuelto a leerlo con ansiedad. Primero y sobre todo, porque Calvino me parece desde siempre un escritor excelente. Segundo, porque el tema no puede estar más de actualidad.
La novela cuenta la historia de un militante o ex-miltante comunista que vuelve a su pueblo de la costa, para sumarse al proceso de edificación que se está produciendo en el pueblo, como resultado del boom turístico, a modo de los Cullera o Gandía en los años 60. Pequeño especulador, tropezará con un constructor que le acabará liando en un cambio de obra que por supuesto, acabará mal. A partir de ahí, un desfile de personajes muy entretenido, desde la familia (buenísimo el papel de la "mamma" y del hermano funcionario) a los profesionales relacionados (abogados, notarios, etc,..). Todo muy italiano, con esa mezcla de "finezza" y vulgaridad tan típica.
El resultado, leído hoy, es pese a todo menos rotundo de lo que esperaba o recordaba. Escrito en 1957, refleja un mundo inmobiliario casi naif, nada que ver con la historia reciente. Y la aproximación de Calvino es demasiado militante, la del intelectual próximo todavía al PCI, con una visión un tanto ingenua de la realidad, el final sobre todo. Pese a ello es divertido en algunos momentos, y muy instructivo. Debería ser de lectura obligatoria en algunas escuelas de negocios.
Pero me sigo quedando con el Calvino que prefiero, el de los barones rampantes y los vizcondes demediados, el de si una noche de invierno un viajero. Y sobre todo, con uno de mis libros preferidos de siempre, que ese sí que debería ser de lectura obligatoria para todos los estudiantes de urbanismo, "Las ciudades invisibles".
Me alegro de que Calvino te haga dejar atrás esa "astenia primaveral" o lo que fuera... Las ciudades invisibles también deberían leerlo los viajeros de sofá, los soñadores, los que aman la poesía, y muchos más.
ResponderEliminarUn saludo
Aunque la aproximación sea algo simplista, sí que es buen reflejo de que los hombres no terminamos de aprender de nuestros propios errores.
ResponderEliminarY aunque no he leído esta obra, es imposible que se aproxime tan solo a la soberbia muestra de imaginación y lirismo que son esas ciudades invisibles pero reales.
Un abrazo.
Tengo en casa "El barón rampante" y no sé por qué nunca me decidí a leerlo pero leyéndote creo que debería hacerlo ¿no?.
ResponderEliminarSaludos.
Calvino no ha llegado aún a mis manos, y La especulación inmobiliaria ciertamente tiene buena cara. Si doy con este libro, seguramente se pegará a mis dedos.
ResponderEliminarUn Abrazo Amigo y Muchas Gracias!